Dicen que en aquel lugar había una casta de políticos profesionales, santones, prestamistas, asesores económicos, policiales y militares, secretarias, guardaespaldas, reporteros, chóferes y soplones, que cada vez que decidían actuar, creaban un problema nuevo: a cada acción, un problema más. Fue así como los problemas se fueron multiplicando a lo largo del tiempo.
Una vez creados los problemas, venía la bulla, el barullo, los enfrentamientos, los acosos, las guerras intestinas. Las palabras sobraban y ya nadie se entendía con nadie.
Los habitantes de aquel lugar cayeron en la depresión y la tristeza, unos callaron, otros gritaron, pero dicen que pocos, unos 1280, sobrevivieron a tanta tristeza y murieron casi todos. Todos, excepto aquella casta de políticos profesionales, que por fin se dieron la mano, fueron juntos a cenar, llegaron a un acuerdo y brindaron a la salud de los 1280 ciudadanos que aún vivían en aquel lugar.
...pero aquello les pasó factura.
ResponderEliminarNo teniendose más que a ellos mismos y sabiendose en la creación de todos los follones, se conocían al dedillo debilidad propia y la contraria.
La Tensión Heráclitiana de los contrarios, y la depresión propia del ostracismo, conllevaron a una fatídica inercia combinada con una rutina cíclica.
Por fin, según se dice, se acabaron suicidando.