Un
niño hace cola, solo, en un cine de barrio. Una dulce espera.
Por
fin, entra al cine. Programa doble: una película del Oeste y otra de
emperadores y esclavos romanos. Se apagan las luces, se descorren las
cortinas y aparece la primera película. Encantamiento de una hora y
media.
Después, intermedio: una gaseosa, un caramelo "darlins".
Se apagan las luces otra vez y empieza la segunda película. Nuevo encantamiento.
Pero
éste no dura tanto, hay una interrupción: una mano se alarga,
misteriosa, furtiva y viscosa como una serpiente y se desliza sobre
el pantalón del niño. Es el despertar, y así fue como se rompió
el encanto y vino la tristeza, la perplejidad ante el mundo, la
realidad de este mundo. Después, intermedio: una gaseosa, un caramelo "darlins".
Se apagan las luces otra vez y empieza la segunda película. Nuevo encantamiento.
Hay detalles que son imborrables y que le marcan a uno para toda la vida.
ResponderEliminarsalut
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ResponderEliminarA.T.: Es un microrrelato sobre algunas infancias acosadas..., en los barrios bajos de Barcelona..., adonde bajaban unos hombres que frecuentaban los cines de barrio, las Atracciones Apolo, los futbolines...
Hace 10 horas · Me gusta · 1
Fernández Darío: Jajaja, en mi pueblo había uno al que la chiquillería, decidió darle caña. Lo esperaban en la parada del Bus, y lo acompañaban hasta su casa cantando -Toca Culos Cicatriz- Una vez tuvo que refugiarse en comisaría. Pero claro los niños de pueblo son mucho más crueles que los urbanos.
Hace 9 horas · Ya no me gusta · 2
A.T.: Creo que la diferencia es que en los pueblos todos se conocen y ya saben a qué atenerse, pero en las ciudades nunca sabes a quién tienes al lado, y además en aquella época, años cincuenta y sesenta y en plena dictadura, todo era muy sórdido y siniestro en ciudades como Barcelona, sobre todo en algunos barrios.
ResponderEliminarHace 10 horas · Me gusta
Fernández Darío: También es cierto que tu niño es un solitario, en el pueblo se tiende más a ser de una banda o peña. Casi un sindicato de clase, el caso que contaba, real como la vida, se sancionó por parte de la autoridad con un destierro al pederasta. Penas muy comunes en aquella época.
Hace 3 horas · Ya no me gusta · 1