Dicen que en aquella Asamblea General de Naciones no hubo nunca diálogo ni coloquio, sino la técnica del monólogo, el vano soliloquio.
Cuarenta años después de haberse iniciado aquella reunión, después de haber meditado y hablado cada uno por su cuenta, sin escuchar al otro, el viento se llevó el polvo de aquellos cadáveres, allí reunidos en vano desde hacía cuarenta años.
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ResponderEliminarMery Sananes: No podría estar mejor retratado lo que aún seguimos observando!