Me encuentro por la calle con el poeta del barrio, que va de una lado a otro, agobiado, queriendo asistir y no pudiendo a todos los actos de la "Setmana de poetes", como dice él (Setmana de Poesia de Barcelona). Ahora mismo, esta noche, viene del Palau de la Virreina, en la Rambla, donde se ha celebrado la lectura poética "Rambla contra Rambla".
La lectura ha tenido lugar en una sala repleta de gente y de sillas -me cuenta el poeta y vecino-, con sillas que se movían hacia adelante y hacia atrás en un intento de adaptarse mejor al espacio iluminado (las sillas y las personas), una de las salas del Palau de la Virreina donde se expone "Guía secreta de la Rambla".
El primer poeta en intervenir ha sido Josep Pedrals, con una acción poética entre verbal y fónica en la que, más que leer, imitaba y cantaba con ritmo de rumba los sonidos de las palabras, los sonidos vitales que van transcurriendo por los poemas y por la calle (incluso el zureo de las pobres palomas de Barcelona).
En la segunda intervención poética, Miquel de Palol nos ha invitado a dar un salto callejero y temporal para trasladarnos literariamente a uno de sus primeros poemarios, Salamó, editado en los años 80 en Palma de Mallorca. Su lectura nos ha hecho imaginar rincones oscuros de aquellos años, casas y calles, rincones de realidad y sueño, desgarrados, que al final se convertirán en palabra poética, en visiones troceadas y sujetadas al poema. Una poesía crudamente lírica y existencial, irónica, en esa línea dura de la estética beat tan actual todavía hoy.
Y para finalizar, Cristina Peri Rossi nos ha llevado con su lectura por arriba y abajo de la Rambla (más bien por abajo), y nos ha contado sus primeros encuentros y descubrimientos de Barcelona: la Plaza Real, el pequeño museo de ciencia "El Taxidermista" (hoy un restaurante), su primera crónica-entrevista a los travestis de la Rambla de Santa Mónica. Poesía satírica y corrosiva, pura Cristina Peri Rossi.
Me despido del poeta del barrio, que sale corriendo hacia otra de las lecturas de esta noche del sábado. "Setmana de poetes", como dice él, apresurado y con la pierna en alto.
Los tres poetas estuvieron muy bien, cada uno en su línea. Poemas arriba y abajo de las Ramblas, un buen trayecto poético.
ResponderEliminarEspectadora
Esto es una verdadera maratón de poetas, pero espero no caer en el intento de asistir a casi todos los actos de esta Gran Semana de la Poesía.
ResponderEliminarAtleta entre poetas
Corriendo de un poeta a otro.
ResponderEliminarA ver si me fracturo el pie o me hago un esguince poético.
El corredor de fondo
Dijo Cristina Peri Rossi, durante su lectura, que lo toreros, cuando venían a Barcelona, iban al Hotel Continental. Debe ser así, pero en mi infancia, cuando toreaba Chamaco en los años cincuenta, recuerdo que iban al Hotel Zurbano (hoy desaparecido), situado en la misma calle Zurbano, junto a la Plaza Real. El Hotel Continental está en la Rambla de Barcelona.
ResponderEliminarAficionado a la poesía
Entre tantos poetas, ¿me haré poeta y dejaré de escribir mi novela?
ResponderEliminar¿Por qué los narradores no celebran una Semana de la Narrativa?
Poeta en ciernes
La poesia sobreviu, malgrat tot, a despit dels poders mercantils que la volen ofegar.
ResponderEliminarLectora
Cristina Peri Rossi, irónica. Josep Pedrals, refrescante. Miquel de Palol, existencial.
ResponderEliminarSintética
Tres estilos diferentes de hacer y decir la poesía: Palol, Peri Rossi, Pedrals.
ResponderEliminarDiferentes, pero unidos los tres por la ironía, que da modernidad a la poesía. El poeta irónico, autoirónico, ya no es aquel poeta-vate trascendente, que iluminaba a los demás confundiéndolos. Pero hay aún poetas así, pesados, que van de iluminadores y desconocen la ironía (más de uno con la bombilla fundida).
Poesía irónica la que hubo el otro día, en el Palau de la Virreina
Irónico
Totalmente de acuerdo con el comentario del "Irónico".
ResponderEliminarLa ironía relativiza lo trascendente, y reduce al poeta a la medida de todas las personas y cosas. El poeta moderno hace ya tiempo que dejó de "pontificar", aunque hay poetas que no se han enterado aún. Cuidado, dejen paso, que ahí va un poeta!, y, claro, la gente se ríe.
Uno que se divierte leyendo poesía