Quim Monzó, en su artículo "Ni gavilán ni paloma, oiga" (La Vanguardia), advierte que el Ayuntamiento barcelonés eliminará a 65.000 palomas y reducirá también la población de gaviotas y cotorras, y después comenta, irónico: ¡Y pensar lo mucho que costó en Barcelona que las palomas se expandiesen más allá de su recinto primero, la Ciutadella militar!
Es cierto, las palomas están enfermas. Pero si antes, en otro época, estaban sanas, ¿por qué ahora están enfermas? ¿No será por culpa de la ciudad contaminada, sucia, obra de los hombres? Por otro lado, ya empieza a decirse que los gorriones están desapareciendo de la ciudad, pero aquí se da la versión contraria: por falta de comida, dicen. ¿No será que los gorriones también comen de la comida envenenada que suministran a palomas, gaviotas y cotorras?
Seamos poéticos y preguntemos (con riesgo de cursilería):
¿Quedará alguna paloma para la paz después de ese exterminio municipal?
¿Qué opinan de todo esto las otras palomas, la paloma de Rafael Alberti, que "se equivocaba", y todas las palomas de la paz de Picasso?
Confiemos en el hombre público: si las guerras son interminables y los hombres se matan entre sí, ¿por qué esperar que seamos más pacíficos y limpios con las palomas, y no las convirtamos en aves enfermas dentro de una ciudad contaminada por arriba y por abajo?
Muchos dicen que las palomas son carroñeras, cómo no, también lo son los perros y los gatos maltratados y abandonados en la calle, donde mueren enfermos de cualquier infección, que ellos no tenían, sino que la han adquirido en las calles de los hombres. También lo son, de carroñeras y enfermas, las personas que buscan restos de comida en las papeleras. El hambre las vuelve carroñeras, enfermas, como a las palomas.
Pasa un automóvil por el barrio y atropella a otra paloma, que estaba picoteando en la calzada.
El suplente del cronista
Es bueno leer a Fernando Vallejo, el gran escritor colombiano, y gran amigo de los animales.
ResponderEliminarat
Las palomas, tan queridas antaño
ResponderEliminar-recordemos las de la plaza Catalunya y la plaza Real-
se han vuelto impopulares. No queremos ver animales enfermos ni personas hambrientas por las calles, por nuestras calles. Es lógico. En TV todo es más limpio, higiénico, ajeno.
Uno que da de comer a las palomas, a los gorriones, a las gaviotas, a las catorras, a los gatos y a los perros abandonados
Cuidado, lo pueden detener y multar por cometer el delito de dar de comer al hambriento.
ResponderEliminarNormativo
Cuando una cosa no nos gusta, zas!, la eliminamos, y a buscar otro capricho en forma de animal y a protegerlo hasta que se haga mayor y nos cansemos de su presencia. Somos así, caprichosos.
ResponderEliminarVeterinaria
Abandonamos a las personas, a los animales, y luego los hombres sacan pecho con los derechos humanos proclamados no sé cuándo y no cumplidos nunca.
ResponderEliminarMaltratada, como las palomas
El maltrato sí que es un invento del ser humano. ¿Los animales maltratan a los otros animales por puro capricho? No. La agresividad, en el animal, siempre obedece a un instinto natural (hambre, territorio, reproducción, defensa), a una necesidad biológica, nunca se da por capricho o por el placer de hacer daño a otro. El ser humano, ese ser insatisfecho, sí que maltrata por capricho y placer a otro ser humano, y por supuesto a todos los animales, cuando le apetece.
ResponderEliminarEstudiante de zoología
Parece que todo vaya en la dirección equivocada, no precisamente la paloma, parece que todos los políticos se empeñen en hacer siempre lo contrario de lo que se debería, cortar árboles, matar pájaros, sembrar cemento por todas partes, rematar cada cosa mal hecha con otra peor, qué melancólico pero acertado post el tuyo
ResponderEliminarEs verdad, también está el asunto grave de los árboles, Un día, de pronto, desaparecieron todos los naranjos casi centenarios (unos veinte o más) que estaban plantados delante del Parlament de Catalunya, en el Parc de la Ciutadella, y los substituyeron por otros naranjos jóvenes. Los centenarios no parecían estar enfermos.
ResponderEliminarPaseante
A causa de las múltiples obras en ciudades y pueblos, también están arrancando muchos árboles, y muchos de ellos ya no volverán a se trasplantados. Las ciudades se están volviendo antinaturales, un foco de intereses partidistas y particulares que raramente coinciden con el interés general. Habría que consultarlo todo, como el caso de la Diagonal, y ya veremos cómo acaba este proyecto de transformación de la avenida. Y luego, le tocará el turno a las Ramblas.
ResponderEliminarCiudadana preocupada