I
"Un señor que daba de comer a las palomas es perseguido por las autoridades", dice una octavilla.
Cuando nos cansamos de jugar con los animales, cuando ya no nos hacen gracia y nos molestan con sus dependencias y necesidades, entonces, los abandonamos a su suerte, se ponen enfermos y luego los exterminamos para que no nos contagien la enfermedad que nosotros les hemos contagiado: el abandono.
Si los roedores y los insectos -me refiero a los que no son encantadoras ardillas ni bellas mariposas-, si ellos no hubieran sido maltratados antes por los humanos a lo largo de la historia y obligados a mal vivir bajo tierra, ocultos en alcantarillas y subterráneos, ¿se hubieran convertido en animales inmundos, provocadores de fobias y epidemias en los mismos humanos que los condenaron a mal vivir en las cloacas de las ciudades?
Como dice Julien Sorel, el personaje de Stendhal:
"No n'hi ha, de dret natural: aquesta paraula no és sinó una ximpleria antiga... No hi ha dret sinó quan hi ha una llei per a privar de fer tal cosa, sota pena de càstig. Abans de la llei, no hi ha de natural sinó la força del lleó, o la necessitat de l'ésser que té fam, que té fred, la necessitat, en una paraula.
("El Roig i el Negre", trad. Just Cabot, Ed. Proa)
Y citando al Sorel de Stendhal, debemos saludar el regreso de otro miembro de la familia Sorel, "Ray Sorel", el enmascarado de Terenci Moix, seudónimo con el que publicó las dos novelas negras "Besaré tu cadáver" y "Han matado a una rubia", y que ahora ha recuperado Ana Mª. Moix para una nueva edición en Planeta, con prólogo de Gimferrer.
II
Las palomas, esos animales inmundos, antes palomas de la paz, palomas mensajeras, muy cotizadas en el mercado picassiano y en las guerras, y hoy perseguidas y exterminadas por los municipios de nuestra civilizada tierra.
Primero abandonábamos y sacrificábamos a los gatos, a los perros, ahora también a las palomas, ¿y cuándo los otros animales? Cuando pasen de moda y nos molesten con su presencia.
El suplente del cronista
¿Y si un día se rebelaran todos los animales de las granjas y alcantarillados, hartos de las inmundicias humanas?
ResponderEliminarEscéptico
No sólo hay que refundar las democracias, también el trato a los animales. ¿Necesitamos ratas para hacer experimentos, pieles para hacer abrigos? ¿Quién es el maltratador, el pestífero?
ResponderEliminarCiudadana
Que las palabras: "cerdo, burro, rata, mulo, vaca, escarabajo, gallina, zorra, piojo", nos sirvan para insultarnos y humillarnos, ya dice mucho sobre la excelencia del ser humano.
ResponderEliminarObservadora
Rebelión en la Granja y en el Planeta de los Simios.
ResponderEliminarLa gata Mariana, conspiradora
Julien Sorel y Ray Sorel: "Todos los hermanos eran valientes", en el cine Alarcón, sábado, a las 15.30 h.
ResponderEliminarAcomodador con linterna
Pobres palomas... Necesitaríamos un detective privado para que descubriera la conspiración contra ciertos animales. ¿Sabían las autoridades que aún existen veterinarios para las enfermedades de los animales?
ResponderEliminarNiña con gato, mujer con gato
Rebelión a bordo, a favor de los animales.
ResponderEliminarEl Zorro
Que los animales puedan vivir tranquilos en el esplendor de la hierba, o en el comedor o en el patio de mi casa.
ResponderEliminarPimpinela Escarlata
Tengo un canario de 15 años y aún lo llevo al veterinario.
ResponderEliminarFlorita la Constante
Magnífico. Dos nuevos relatos de Terenci, historias policiacas que, hace años, con el seudónimo de Ray Sorel, a lo mejor habían frecuentado los kioscos de las Ramblas, como Marcial Lafuente Estefanía con las del Oeste.
ResponderEliminarAficionado a la novela popular