Tarifas de corrección
H.P. Lovecraft
Caspar David Friedrich
ANÉCDOTAS DE LA VIDA DE LOVECRAFT
De este modo, Lovecraft se convirtió en escritor para otros... La mayor parte de su trabajo de “revisión” consistía meramente en corregir errores de máquina, de puntuación y de ortografía, con alguna mejora de estilo. Pero a veces, cuando un relato despertaba su imaginación, reescribía el texto entero, utilizando sus propias ideas. Sus tarifas al principio solían ser más o menos de un octavo de centavo por palabra.
(...)
Por último, una tienda de restos de fábrica le vendió un traje marrón decoroso, con un pantalón extra por 11,95 dólares. Arthur Leeds le había enseñado muchas argucias, como recurrir a tiendas de restos de fábrica, o comprar un sombrero de paja a final de temporada, por casi nada.
Lovecraft se sintió encantado de que la patrona del 169 de Clinton Street, Mrs. Burns, fuera inglesa. Le gustó menos cuando se enteró de que tenía la británica costumbre de tener baja la calefacción de la casa. También solía apagar el calentador del agua durante las horas en que muy poca gente se baña o se afeita. Y cuando Lovecraft se compró una estufa eléctrica, le prohibió utilizar el aparato porque subían demasiado los recibos de la luz.
Así que el tiritante Lovecraft se dispuso a comprar una estufa de petróleo. Por la actividad que desplegó en la elección, compra e instalación de la estufa, uno podía creer que estaba construyendo una nave espacial. Cuando tuvo ya la estufa, no obstante, le sirvió al menos para calentarse las latas de judías, de estofado y de espagueti.
De abril hasta julio, Lovecraft estuvo preocupado con los ratones. Puso cepos y cogió varios. Cuando cogía uno, lo arrojaba con cepo y todo:
Desde que te escribí he atrapado dos “invasores” más, en cada caso me he deshecho del cepo también. Total, cuestan cinco centavos los dos y no tienes que ocuparte de los detalles repulsivos, ¡cuando puedes ahorrártelos a 2 ½ centavos por cada experiencia!
Sprague de Camp, Lovecraft
(trad. Fco. Torres Oliver, Ed. Alfaguara, Madrid, 1978)
UN POEMA DE LOVECRAFT
LA VENTANA
La casa era vieja, con alas caprichosamente enmarañadas
cuya disposición nadie conocía a ciencia cierta,
y en una pequeña estancia hacia la parte trasera
había una extraña ventana cegada con piedra antigua.
Allí, en una infancia atormentada por los sueños, solía ir
siempre solo cuando reinaba la noche vaga y negra,
apartando telarañas con una curiosa falta de miedo
y sintiéndome cada vez más maravillado.
Más tarde, llevaría allí a los albañiles
para descubrir qué vista habían rehuido mis lejanos antepasados.
Pero cuando perforaron la piedra entró impetuosa
una ráfaga de aire del vacío ignoto que se abría al otro lado.
Entonces huyeron..., pero yo me asomé y encontré desplegados
todos los mundos salvajes que me había revelado mis sueños.
H.P. Lovecraft, Hongos de Yuggoth, y otro poemas
(trad. J.A. Santos/S. Tribaldos, Ed. Valdemar, Madrid, 1994)
Nota. Lovecraft escribió centenares de artículos y cartas, y corrigió y reescribió innumerables artículos y relatos para un círculo de periodistas y novelistas aficionados. Éstos publicaban en periódicos y revistas no profesionales, pero que tenían sus propias asociaciones rivales como la “National Amateur Press Association”, la “United Amateur Press Association”, la” Providence Amateur Press Club”, cada una de las cuales disponía de su periódico o revista. También Lovecraft fundó su propia revista, “The Conservative". Pese a sus necesidades económicas, Lovecraft se consideraba un escritor de condición pura, aristocráticamente “amateur”, y enviaba gustosamente sus prosas y poemas a esas publicaciones, e incluso a veces –como buen caballero- se olvidaba de cobrar sus honorarios como corrector de estilo de los otros autores aficionados. En ciertas ocasiones corregía tanto el texto, que devolvía a su autor un relato nuevo, completamente distinto. Otra de sus manías, era visitar siempre las ruinas y cementerios de los pueblos y ciudades que visitaba, en busca de vestigios que dieran vida póstuma a sus relatos. Asimismo, en caso de mudanza, se llevaba siempre consigo los muebles de su infancia, de madera noble, los arrastraba de una vivienda a otra con los consabidos problemas de traslado y espacio. Se casó con Sonia Greene, modista pero también escritora amateur afiliada al "Blue Pencil Club", asociación neoyorkina de periodistas aficionados. Sin embargo, se dice que Lovecraft en realidad casi siempre hizo vida de soltero.
Como curiosidad bibliográfica, decir que la Ed. Seix Barral publicó en 1967 la novela de Lovecraft, "En las montañas de la locura", traducida por el escritor cubano Calvert Casey, que se suicidaría dos años después ( autor de "Memorias de una isla" y "Notas de un simulador", Montesinos Ed.).
AT
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