Foto: J.X.
No escribir sino para recrear la vida, el amor, el rumor de las palabras y el silencio de las flores del amor muerto, que es amor vivo, pero como un pétalo deshojado por el viento, como la pluma que muda un pajarito cuyo cuerpo es un montón de amarillo.
Recrear la flor, tu vida, tu silencio deshojado. Recrearla, vivir con ella, recrearte con tu viva ausencia, hasta el final de la calle que ya conoces con pétalos caídos y plumas amarillas..., lugar donde el amor se abisma en el mar y comienza la segunda muerte, compartida, con tu sangre más íntima reseca en nuestra piel.