Foto: J.X.
I
Si das media vuelta para burlar a la muerte;
si te resistes a tratar con la muerte y no sales a danzar, a bailar con ella, esa negativa te dejará en tal estado de postración, con tanta soledad por dentro y por fuera, que difícilmente te apoyarás en el suelo y te levantarás para escapar y confundir a las zapatillas rojas de la muerte;
sin embargo, aunque des un rodeo y no acudas a la cita, no por eso conjurarás la posesión de la danza, de igual modo te perseguirán las zapatillas rojas del baile de la muerte -sea de un ser querido o tu propia muerte-, que vendrá con la música del desamparo y te coserá a la espalda el peso de la sombra más larga.
II
La sombra más larga del desamparo, cosida a tu espalda, se descose y se pone delante tuyo. ¿Con qué propósito? Aún no lo sabes.
Sólo ves que ahora la tienes delante, descosida, como señalándote el camino a seguir.
Hasta que, sin que puedas abrazarla jamás (no pisarla, sino abrazarla con ternura, aunque te pese), ella volverá a ponerse detrás tuyo, y de nuevo se coserá a tu espalda la sombra más larga.
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