Foto: J.X.
El hombre del bar me cuenta que uno de los espíritus del bosque le hizo la siguiente revelación: “El peso del alma se aligera cuando la sangre amorosa se vierte en la sangre envenenada, la absorbe, la renueva y, al cabo de cinco noches, también la convierte en sangre amorosa.”
Si eres cautivo y estás enamorado de un amor muerto, no será nada fácil mantener el equilibrio en la cuerda floja del abismo y llegar el otro extremo, donde tal vez pretenda rescatarte un amor vivo. Pero todo será en vano. Nadie puede disolver el perfume de las flores marchitas de un amor muerto y rescatarte de ese enamoramiento abrazado a la ceniza (otros dirían “posesión maldita”), añadió el hombre del bar.
Al salir del bar, mientras volvía solo a casa, me preguntaba: ¿Pero dónde está la sangre amorosa? ¿Dónde se oculta? ¿Y cómo cruzar el vacío de amor que se abre entre la muerte y la vida, y no precipitarse al fondo del abismo?
En el bosque de los espíritus ya no se hacen preguntas sobre abismos, pues conocieron el oficio de vivir y los suficientes riesgos que tuvieron que atravesar.
ResponderEliminarEl espíritu es tan inmaterial que yo me lo imagino como una luz que no la puedo atrapar e intento entender ese otro mundo espiritual que tú llamas el bosque de los espíritus.
Coco Rodriguez Margalef Rodriguez Margalef
ResponderEliminarLaura Perez Vernetti
Efi Cubero
Ramòn Lupiañez