Fotografía: J.X., "Claro del bosque"
Hoy
los espíritus comienzan a preparar una fiesta en un claro del
bosque, rodeado de álamos y acacias, una fiesta bucólica, pero con
cervezas, naranjadas, limonadas aceitunas y patatas fritas, como si
fuera la presentación de un libro de poesía, y que se celebrará en
una fecha no determinada aún.
Será
una fiesta sin ningún motivo religioso, sin causa mítica alguna, ni
lectura de poemas. Será una fiesta sin un por qué.
Participarán
en la misma como invitados especiales los pájaros y los otros
animales del bosque, incluidos todos los insectos, así como los
árboles, las plantas, las fuentes, las piedras y las flores, y
todas las novias y los novios muertos de amor, pero también todos
los muertos de soledad, de tristeza o sin un por qué.
Todo
el mundo triste estará invitado.
También
serán bien recibidos todos los otros, los menos tristes y los no
tristes.
Aquí,
en este claro del bosque, no está reservado el derecho de admisión
a ninguna tristeza, ni a ninguna alegría. Un claro del bosque,
flanqueado por álamos y acacias, un claro del bosque, libre, donde
sea posible vivir y morir sin permisos oficiales, sin impedimentos
burocráticos.
Todo
el mundo podrá entrar y participar en la fiesta.
Todo
el mundo, excepto aquellos que van por la vida y por la muerte
arrastrando una ristra de ajos y de púas envenenadas para arrojarlas
a los corazones vivos y herirlos de muerte, alcanzando con sus púás
envenenadas a las novias y novios muertos, para así matarlos más
aún.
¿En
qué consistirá la fiesta?
Esto
es un misterio que los espíritus del bosque no revelarán a nadie ni
en la víspera de la fiesta.