Viñeta: El Roto, elpais.com
"Seamos
realistas, soñemos lo imposible. Seamos realistas, pidamos lo
imposible", el humorista del barrio ensaya en el bar su nuevo
monólogo para esta primavera.
Será
un fracaso este monólogo, no se puede in con un lirio en la mano en
esta vida, advierte la cuñada del dentista.
Ni
poner flores en los cañones de los fusiles, añade la vecina
taxista.
¡Jarabe
de palo es lo que necesita la sociedad!, exclama un
desconocido.
Cosas peores se han dicho y se dirán que no son ciertas en este mundo cruel, y luego amanece y brilla el sol otra vez, replica la sobrina de la peluquera, esperanzada.
Cosas peores se han dicho y se dirán que no son ciertas en este mundo cruel, y luego amanece y brilla el sol otra vez, replica la sobrina de la peluquera, esperanzada.
Ojalá
amanezca de verdad y no sea otra noticia falsa, apuntan la nieta del
anarquista y la dueña del bar.
Me
temo que no será pronto ni agradable, añade el politólogo.
No hay nada peor que el contagio de las masas con voluntad de exterminio, indica el periodista en paro.
No hay nada peor que el contagio de las masas con voluntad de exterminio, indica el periodista en paro.
Por
si acaso, llevaré un volumen doble de poesía a la altura del
corazón, como hacía mi madre en los días peligrosos por si a
alguien se le disparaba el mal instinto o una bala, advierte la
vidente del barrio.
Por
lo menos, que la poesía sirva de defensa, bromean la hija de la
bibliotecaria y la hermana del informático.
Gracias,
menos da una piedra en este mundo de editores y antólogos volubles,
antojadizos, contesta la sobrina del poeta romántico del barrio, que
hoy está en casa, resfriado, con un pañuelo amarillo en el cuello
(para la garganta irritada, no vean símbolos amarillentos donde no
los hay), añade la sobrina.
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