En
el bar, la vidente del barrio comenta que su abuela, republicana,
siempre decía que "las palabras, son tantas, que no caben en la
prisión".
Las
palabras, escritas en los barrotes, salen volando de la cárcel,
hacia otro mundo, donde las leyes prohíban encarcelar y maltratar en
nombre de la Ley, unas leyes que rehabiliten y recuperen a los
individuos de otro modo, viviendo, trabajando y discutiendo en
libertad, comentan algunos en el bar.
Otros,
estamos a favor de la mano dura, a favor del castigo ejemplar, aunque
sea humillante, como pedagogía del bien y de la justicia, advierte
la cuñada del dentista.
Cosas
del mundo, del bien y el mal, divididos de manera siniestra,
endemoniada, como una conspiración de brujas y brujos, añade la
dueña del bar, de madre gallega. Uno de los dibujos de Franz Kafka
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