MARTES Y 13

Sin duda alterado por las tres horas de crítica radical, listados de corrupción y otras maravillas expuestas con magistral contundencia por Irene Montero, y las dos horas de un sereno e irónico Pablo Iglesias, Mariano Rajoy perdió los nervios del cuerpo y la sintaxis, e imitó a Groucho Marx con este trabalenguas: "Cuanto peor, mejor para todos, y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí, el suyo beneficio político", comenta la hermana del informático mirando el móvil.

¡Es que lo volvían loco con tantas historias, hablando de familias franquistas y sus herencias, Carrero Blanco, Fraga Iribarne y el pobre Martín Villa, que no están imputados en casos de corrupción!, se queja la cuñada del dentista.
"Génova, 13, Bárcenas, Caja Madrid, Rodrigo Rato, la policía política, el Canal de Isabel II...", y suma y sigue, etc., etc, resume la nieta del anarquista.

¡"Génova, 13, Génova, 13"!, repetía la pareja acusadora, identificando la sede del PP con el día de la moción de censura, ayer, martes y 13! ¡No hay derecho que se burlen así de la casa de uno!, exclama la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza en la casa de los demás.

¿Los cómicos "Martes y Trece" también estaban en el hemiciclo? ¿Pero que no se habían retirado del mundo del espectáculo?, pregunta la sobrina de la peluquera.

Serán otros, indica el humorista.

Esto también pasa en el mundo de los libros y el arte: tenemos a la Carme Riera escritora, y una Carme Riera pintora, explica la librera del barrio.

También ocurre en poesía, si no recuerdo mal al poeta Félix Grande le salió otro poeta que decía llamarse Félix Grande y que confundía a directores de revistas y editoriales, evoca el poeta romántico del barrio.

¡Pues anda que en la videncia y el espiritismo, hay dobles por todas partes!, confirma la vidente.

Como dice don Mariano en clave para entendidos, y no para indignados zoquetes: "Cuanto peor, mejor para todos, y cuanto peor para todos, mejor, mejor para mí, el suyo beneficio político", replica la cuñada del dentista.

Ah, bueno, si está así de claro, ¿para qué tanto debate?, pregunta la dueña del bar.

¿No será todo por culpa de la “rauxa” catalana de tu familia?, preguntaba un novio a mi madre cuando tenían una crisis amorosa o de dinero (¡que le pedía él!), apunta la hija de la bibliotecaria, riendo.