lunes, 17 de abril de 2017

ALFONSO VIDAL Y PLANAS, O EL CUENTO DEL ESCRITOR ASESINO

Alfonso Vidal y Planas, escritor catalán, poeta, novelista, dramaturgo, anarquista afiliado a la CNT, nació en Santa Coloma de Farners en 1891, y murió exiliado en Tijuana, México, en 1965, donde daba clases de literatura y filosofía elemental en Tijuana. Había obtenido una licenciatura en el extranjero, un poco extraña, y era doctor en Metafísica por la Universidad de Indianápolis.
Escribió en castellano folletines eróticos, utilizando un lenguaje preciosista, entre modernista y popular a la vez, rico en metáforas melodramáticas, historias de amor y depravación muy leídas en su época. Sus personajes femeninos eran mujeres de la calle, prostitutas que acaban mal o se arrepienten y son santificadas por algún cliente poeta. Mujeres inocentes extraviadas en la ciudad, que se enamoran de chulos de palabra fácil y seductora (otra clase de poetas urbanos), que las corrompen y someten a vejaciones demoníacas, iniciándolas así en el negocio del vicio que triunfa en la ciudad, en esa “terra baixa”, como diría Àngel Guimerà. Vidas de pecado que son dignificadas y convertidas en vidas ejemplares. Ángel, pecadora, arrepentida y santa, camino de peregrinación que el autor va construyendo mediante frases y metáforas de pecado y humillación, hasta llegar, por amor, a la salvación de la pecadora, del ángel caído. Dicen que el propio Vidal y Planas rescató de la calle a una mujer pecadora, una novia de alquiler, y se casó con ella más tarde, en la cárcel "Modelo", donde cumplía la pena por asesinato.
En la pura infancia, encontré unos ejemplares de sus libros en un escritorio misterioso de mi familia, herencia de un tío abuelo, según me contaron mis padres, alarmados al verme con ángeles caídos y demonios en la mano. Muchos años después, forzando la lectura, creí apreciar algunas afinidades de “lenguaje de bisutería”, de piedras preciosas baratas, de diamantes falsos incrustados entre las metáforas de Vidal y Planas y las de Jean Genet.
Vidal y Planas estuvo encarcelado cuatro años (aunque la condena era de 12 años y un día) por asesinar a su socio literario Luis Antón del Olmet, periodista, por cuestiones profesionales y envidias, y también por haber sido cliente habitual de su mujer, antigua prostituta, a la que seguía acosando a pesar de estar ahora casada con Vidal y Planas.

Cuenta Esteban Salazar la siguiente anécdota sobre Vidal y Planas en su libro En aquella Valencia*, en aquella España de guerra civil:
Como les decía, Vidal recibió las líneas (de una nota de Manuel Ortega Pichardo, importante editor español de los años 30, que fue detenido por los anarquistas), corrió al sitio donde tenían metido a don Manuel, y preguntó a sus correligionarios, pues todos eran allí anarquistas: «¿Y por qué lo vais a matar? Este hombre no se ha metido en nada ni es peligro ninguno para la causa».
«Pero sabemos (le explicaron) que es un inmoral…».
Lo iban a matar por inmoral. La réplica de Vidal fue muy buena:
«Compañeros, si vamos a matar en España a todos los inmorales no quedaremos nadie para contarlo».
El razonamiento surtió efecto y le dieron el preso.”



*Esteban Salazar Chapela, En aquella Valencia. Ed. Renacimiento.


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