CUENTO BREVE DE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

Cuentan en el barrio que ciertos políticos, con la excusa de la crisis que han provocado ellos mismos y sus financieros, tienen la esperanza de poder cerrar un día todos los hospitales públicos, las escuelas, las emisoras de radio y televisiones públicas (caso Valencia con el canal 9 de TV), centro cívicos y bibliotecas, todo lo que sea público.

Cuentan que sus hijos ya van a las escuelas y universidades privadas más caras de España, mientras ellos, los padres y madres, son operados en clínicas, también privadas y caras, de apendicitis o les abultan los labios, les estiran la piel y les esconden las arrugas bajo un pliegue detrás de la oreja, o les tapan la calvicie con pelo de caballo azabache (o rubio y leonado a lo Trump), y salen de la clínica privada la mar de contentos, pero hechos unos zorros monstruosos, muertos vivientes que aterrorizan por la calle a niños y mayores.

O bien, dan a luz (santa luz del sí a la vida, anunciaba Rouco en la COPE, ¿y quién dice que no?) en las clínicas más lujosas de España, tipo hotel de cinco estrellas, o tanatorio de Barcelona, que ahora ya tanto monta, monta tanto la cara vida de hotel de Isabel, en Madrid, como, en tanatorio barcelonés, el velatorio caro de Fernando (referencia a los Reyes Católicos, nota para turistas).