El
cronista -con el pie izquierdo lesionado jugando con una silla-, a
punto estuvo de causar baja y no poder asistir a la tercera
expedición de la Plaquetona Vilamarins, en
esta ocasión a bordo de la goleta turca “Karya”.
Se
trata de la botadura de las tres nuevas embarcaciones, números
7, 8 y 9 de la Plaquetona,
flota errante de poetas, artistas, artesanos y otros voluntarios que
surcan, de un lugar a otro, el mar mediterráneo desde hace un
tiempo. Estas nuevas embarcaciones de Plaquetona Vilamarins
son: Cartes de cors i
piques, de Eloy Torre (cartas,
sobres, sellos y matasellos enviados a una musa de la tierra astur);
Niños de las estrellas, de
Charo Mur (constelación de estrellas y criaturas ocultas, frágiles,
que se transparentan en un desplegable, a modo de acordeón, como el
del acordeonista Anatol Ereumcic, cuya música de fondo acompañaba a Mur); y, la
tercera plaquette, Sub Jove: Cartas de tréboles y
diamantes, de Carmen Borja
(sobres y cartas de navegación mítica, en un collage de naipes de
póquer, cartas del Tarot y una espiral de poemas en prosa (en papel
jaspeado a mano), uno de los cuales fue leído por la poeta Neus
Aguado, sentada al lado del creador Beneyto, que representaba por su
cuenta una performance de miradas en la popa de la goleta turca.
Me
llegan chivatazos de soplones y mensajes en clave de subagentes de la
Agencia Dobles Detectives
informando que un tal Parra (que iba de proa a popa, desdoblándose,
ahora al lado de la sirena Lena Torre, ahora al lado del comandante
Carles Molins, autor del cuaderno de bitácora Crònica d'extraordinàries expedicions, entregada
en mano a la entrada) era en realidad un poeta disfrazado con
mostacho y gorro blanco de marinero. Ese doble agente o topo representaba a su amigo Eloy Torre -uno de los autores, tristemente fallecido hace tiempo- que, a su vez, en un claro juego de doble espionaje poético, fingía hablar con Jaime Parra (tocado con gorro, como Iris Parra, poeta, Alberto
Hernando, narrador, y Beneyto, que llegó con sombrero puesto, se puso también el gorro marinero, como todo el resto de la marinería asistente al
acto de botadura -excepto el cronista, por lesión, que llevaba el gorro en
la mano).
Tropa
de marineros en tierra, trayendo a colación el famoso poemario de
Rafael Alberti del mismo título, Marinero en tierra,
puesto que la acción poética sobre el mar tuvo lugar efectivamente
a bordo de la goleta turca “Karya”, como indicábamos, sí...,
pero una goleta amarrada al puerto a fin de evitar mareos y sustos a
poetas hipertensos, narradores insomnes, pintores sensibles y demás
público asistente. Casi todos vestidos de riguroso blanco y
azulmarino, como visten los marineros de siempre, tanto los de mar
como los de tierra (aunque algunas y algunos de los presentes
rompieron el protocolo de la etiqueta, quizá por falta de recursos
textiles o bien por espíritu de rebeldía soberanista, tan extendido
hoy por tierra, mar y aire de Catalunya).
Informan
también los confidentes que la travesía literaria fue todo un éxito
de concurrencia de marineros y marineras en tierra (aunque había más
pasaje de lo habitual, no fue necesario arrojar por la borda a
ninguno de los invitados, riesgo que había sido previsto y anunciado
en la misma invitación al acto).
Iris Parra y Lena Torre, acción artesanal
Fotografías: Carles Molins
Moltes gràcies per enrolar-te en aquest viatge i fer-ne la crònica. L'acordionista era el moldau (i bellíssima persona) Anatol Eremciuc. I per als que es van quedar amb ganes de salpar amb la goleta Karya, fa sortides diàries des del Maremagnum (mal dissimulada publicitat fent justícia als que ens van tractar tan bé). Una nit excepcional amb molt bona (i disciplinada) companyia.
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