H.C. Andersen, Pulgarcita. Ilustración: Eleanor Vere Boyle
Fui
tu Scherazade.
En
delicadas noches de pasión
por
retenerte
desgranaba
historias ebrias de palabras
convocadas
por el miedo y el deseo
que
nacen del mismo embrión
el
embrión del amor
y
tú las escuchabas con los ojos cerrados
para
imaginar mejor
las
criaturas que yo convocaba
la
perla húmeda del clítoris
que
se tragó un pez peregrino
los
faros de los senos enhiestos de Alejandría
la
barca de las palabras que trasladaba
criaturas
enfermas, las palabras,
a
nuestro lecho,
para
que mi voz sedosa y lánguida de deseo
las
restaurara
y
en tus oídos hicieran residencia.
Fui
tu Scherazade
y
en amaneceres rojos de deseo
salvé
el amor solo para que tú lo despeñaras
por
el precipicio de la fugacidad
mi
sultana
y
yo aprendiera a sobrevivir sola
en
la barca de las palabras
que
mecen mi soledad
animalitas
tiernas o severas
dulces
o imperiosas
tan
huidizas como tú
y
que atrapo con el cepo de la memoria.
Cristina Peri Rossi
Abro el ordenador y me encuentro con un nuevo poema de la Peri Rossi. Todo un regalo de Domingo de Pascua.
ResponderEliminarSi no fuera por esos poemas, ¡vaya pascua de vida!
ResponderEliminarPero no todo lo que reluce es poesía, dice mi madre y mi padre. Pero siempre nos quedará ir de pensión en pensión y encontrar un poema brillando en la habitación, como éste.
ResponderEliminarCuidado con el resplandor en los ojos, ¡que los de la Pensión andáis siempre con el rollo deslumbrante de la poesía!
ResponderEliminarYa salió el gracioso, el diablo cojuelo, levantando tejados e impertinencias, y nada entendiendo.
ResponderEliminarAlas, alitas, que uno también lee cosas, aunque alergia le procure la poesía: Luis Vélez de Guevara, "El diablo cojuelo".
ResponderEliminarY como decía una hechicera castellana del siglo XVI o XVII:
"Diablo Cojuelo / traémele luego / diablo del pozo / traémele que no es casado / que es mozo / diablo de la Quinteria / traémela de la feria / diablo de la plaza / traémele en danza…"
La picaresca es sana, pero la poesía es ayer, hoy y mañana (si decimos adiós a las armas).
ResponderEliminarMariarosa Compta
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La balsa de las palabras amorosas, la única balsa que nos queda para intentar atravesar el mar y sobrevivir a tanta muerte, y alejarnos cada vez más, día día, muy lejos de la tierra y del mar de la muerte.
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ResponderEliminarY llega el lunes, ese día antipático que se convierte en jueves glorioso cuando leo estas palabras de Peri Rossi. Rimsky Korsakov suena en Spotify (buena sugerencia). Me apresto a buscar Cavafis para cumplir los mandamientos de La Pensión Ulises.
Angels Pal: Es tremendamente bonita. Gracias, Albert .
ResponderEliminarMe gusta · Responder · 28 de marzo a las 9:05
Silvia Rins Salazar: Hermoso poema
Me gusta · Responder · 28 de marzo a las 23:42
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