Caravaggio, La incredulidad de Santo Tomás
Ahora el mitinero desconocido paga lo que debe y se va.
La dueña del bar comenta que a ella le gustan esa clase de clientes, que entran, reparten unos folletos y hacen un buen desayuno a primera hora.
Un desconocido, con sombrero, zapatos de charol y calcetines rojos, deposita unos cuantos panfletos encima del mostrador del bar, pide un pincho de tortilla, unas aceitunas rellenas de pimiento, unos calamares a la romana, unas anchoas y una cerveza bien fría y otra natural, del tiempo, para mezclarlas, dice, y obtener la temperatura ideal de la cerveza a estas horas de la mañana. Mientras va comiendo y bebiendo, nos da una tarjeta con un nombre y domicilio: El Insurrecto de la Ilustración, hoy disfrazado de Francesc Cornadó, domicilio calle Tales de Mileto, nº. 101, 3º 2ª - 0X000 Poble Nou Vell (Atlántida).
Después de comer y beber, nos lee el panfleto el señor desconocido -que no es Francesc Cornadó, repito, pero va disfrazado de éste, y vive en la calle de Tales de Mileto, según nos dice en su tarjeta.
Después de comer y beber, nos lee el panfleto el señor desconocido -que no es Francesc Cornadó, repito, pero va disfrazado de éste, y vive en la calle de Tales de Mileto, según nos dice en su tarjeta.
Apostillas al monólogo de Segismundo
¿Qué
es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
La
vida no es ninguna ilusión, ni es un paseo por la ficción. Todo es
real y concreto y su final es conocido por todos. Ya sea en una
carretera o en un hospital, el escenario poco importa. Un traslado
del ser al no-ser, cuando se acaba el sueño y deviene la muerte.
Mientras,
en esta Arcadia de autopistas y polígonos residenciales, los bienes
te han producido un bienestar: comer bien, disfrutar de un ocio
creativo, sentir las caricias de la primavera y del amor.
La
vida no es ningún sueño y sólo son placenteros los sueños que se
materializan, los demás producen angustia e insatisfacción.
Los
sueños, sueños son; del mismo modo que los spaghetti, spaghetti
son. Estos nos los comemos y aquellos pueden indigestarnos."
.....................................
Ahora el mitinero desconocido paga lo que debe y se va.
La dueña del bar comenta que a ella le gustan esa clase de clientes, que entran, reparten unos folletos y hacen un buen desayuno a primera hora.
¡Vamos, que usted tampoco es materialista ni nada!, exclama la cuñada del dentista.
Ver y tocar para creer, como Santo Tomás, el Apóstol, dice la librera del barrio.
¿La Biblia aún no está descatalogada?, pregunta el poeta romántico del barrio.
En mi librería siempre tenemos un ejemplar, por si acaso, responde la librera.
No caigamos en blasfemias, que las Sagradas Escrituras estarán siempre presentes en el escaparate de una buena librería y en los buenos lectores, comenta la fiscal del barrio.
Pues ya no la veo por ninguna parte, ¡y menos tocarla!, salta el humorista parodiando a santo Tomás.
La hermana del informático, intrigada, va con el móvil a consultar Wikipedia: Evangelio según San Juan, 20:24-29:
Aunque a Tomás se le anuncia la resurrección de Jesús, se niega a admitirla: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré." Ocho días después, Tomás toca con sus propias manos las heridas de Jesús en las manos y en su costado. Jesús le recrimina haber necesitado ver para creer.
Niña, pareces Jaime Balmes, el jesuita, comentando la Biblia, apunta la librera del barrio.
Mi madre acabó mal con un novio jesuita que había estudiado con un tal padre Gironella, que daba clases de teología en la Balmesiana, y pretendía demostrar matemáticamente, dibujando en una pizarra, la existencia de Dios, explica la hija de la bibliotecaria. Ese novio quería convencer también a mi madre, matemáticamente, que él no podía trabajar, y acabaron mal.
La existencia de Dios dibujada y demostrada, tiza en mano, en la pizarra, ¡esto es bárbaro, extraordinario!, replica el poeta romántico.
Últimamente veo por aquí un ambiente muy faltón y descreído con las instituciones religiosas y civiles, como la COPE, el PP, los jesuitas, etc., advierte la fiscal del barrio.
Yo tengo un sueño, decía Luther King, hay que soñar, señores, hay que soñar, aunque sea pintando en una pizarra, indica el poeta romántico del barrio. Si no soñáramos, aún estaríamos en la prehistoria.
Donde ya dibujaban bisontes y cazadores, no lo olvide, soñador, le recuerda la dueña del bar.
Hay que ser poeta, soñador, pero no "somiatruites" (sueñatortillas), decía el poeta catalán Gabriel Ferrater (cito de memoria, que la tengo mala), interviene la librera del barrio.
"Si no pedimos lo imposible, no habrá nada posible", decía mi abuelo, apunta la nieta del anarquista.
Esto me suena a Mayo del 68: "la imaginación al poder", "sé realista, pide lo imposible", apunta el pitagórico del barrio.
Como los sobiranistas de aquí, que piden lo imposible y les sale rana, bromea la cuñada del dentista.
¡Y acaban montando un circo, una juerga de desorden público y desacato, como ayer delante de los tribunales de Justicia y en la Plaza San Jaime!, evoca la fiscal del barrio.
¿Años después de que fusilaran a Companys, entre otros?, pregunta la sobrina de la peluquera, que no puede disimular que es cupera.
Querida niña, vas por mal camino, mejor sería que cantaras coplas y no fueras con novios cuperos cantando revoluciones y desobediencias, le aconseja la cuñada del dentista.
¡Ella va con quien le da la gana, ¡a buenas horas, mangas verdes!, como decía mi madre, exclama la nieta del anarquista.
Cuidado con lo de "mangas verdes", cuyo origen procede de la antigua Santa Hermandad (vigilantes vestidos de verde), hoy Guardia Civil, y podría haber desacato a la autoridad, advierte la fiscal del barrio.
¡Vamos, como en las Ramblas y la Vía Layetana en los años 60!, contesta el periodista del barrio.
En los años 60-70 había un sacerdote en Barcelona, famoso por sus conferencias, que decía que el meditaba mejor, e incluso aumentaba su fe, después de comer y beber bien, explica el politólogo del barrio.
Si el hombre sólo come y bebe y todo lo demás, ¿de dónde ha salido el arte, la poesía? ¿Del vientre?, pregunta la nieta del anarquista.
"El hombre es la medida de todas las cosas", cita el pitagórico del barrio.
"El hombre es la medida de todas las cosas pequeñas", añadía Vázquez Montalbán en un manifiesto, dice la hija de la bibliotecaria.
"Como tú, piedra pequeña, como tú", canta Paco Ibáñez, dice la hija que tiene una madre okupa.
Soñar, a escala, sin quieren, a escala, sin grandes utopías ni delirios de grandeza, pero soñar es necesario, soñar..., de lo contrario todo esto, la vida, la política, el amor, comer, beber, defecar, la muerte, todo esto sería insoportable, comenta el poeta romántico del barrio.
¡Cuidado, no tropiece una, dos, tres, cuatro veces..., y la inspiración salga volando!, exclama el humorista.
¡Por si acaso, antes de soñar, tomen ustedes un buen vermut para el espíritu, o lo que ahora llaman tapas para el cuerpo del turista!, bromea la dueña del bar.
Ver y tocar para creer, como Santo Tomás, el Apóstol, dice la librera del barrio.
¿La Biblia aún no está descatalogada?, pregunta el poeta romántico del barrio.
En mi librería siempre tenemos un ejemplar, por si acaso, responde la librera.
No caigamos en blasfemias, que las Sagradas Escrituras estarán siempre presentes en el escaparate de una buena librería y en los buenos lectores, comenta la fiscal del barrio.
Pues ya no la veo por ninguna parte, ¡y menos tocarla!, salta el humorista parodiando a santo Tomás.
La hermana del informático, intrigada, va con el móvil a consultar Wikipedia: Evangelio según San Juan, 20:24-29:
Aunque a Tomás se le anuncia la resurrección de Jesús, se niega a admitirla: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos, y meto mi mano en su costado, no creeré." Ocho días después, Tomás toca con sus propias manos las heridas de Jesús en las manos y en su costado. Jesús le recrimina haber necesitado ver para creer.
Niña, pareces Jaime Balmes, el jesuita, comentando la Biblia, apunta la librera del barrio.
Mi madre acabó mal con un novio jesuita que había estudiado con un tal padre Gironella, que daba clases de teología en la Balmesiana, y pretendía demostrar matemáticamente, dibujando en una pizarra, la existencia de Dios, explica la hija de la bibliotecaria. Ese novio quería convencer también a mi madre, matemáticamente, que él no podía trabajar, y acabaron mal.
La existencia de Dios dibujada y demostrada, tiza en mano, en la pizarra, ¡esto es bárbaro, extraordinario!, replica el poeta romántico.
Últimamente veo por aquí un ambiente muy faltón y descreído con las instituciones religiosas y civiles, como la COPE, el PP, los jesuitas, etc., advierte la fiscal del barrio.
Yo tengo un sueño, decía Luther King, hay que soñar, señores, hay que soñar, aunque sea pintando en una pizarra, indica el poeta romántico del barrio. Si no soñáramos, aún estaríamos en la prehistoria.
Donde ya dibujaban bisontes y cazadores, no lo olvide, soñador, le recuerda la dueña del bar.
Hay que ser poeta, soñador, pero no "somiatruites" (sueñatortillas), decía el poeta catalán Gabriel Ferrater (cito de memoria, que la tengo mala), interviene la librera del barrio.
"Si no pedimos lo imposible, no habrá nada posible", decía mi abuelo, apunta la nieta del anarquista.
Esto me suena a Mayo del 68: "la imaginación al poder", "sé realista, pide lo imposible", apunta el pitagórico del barrio.
Como los sobiranistas de aquí, que piden lo imposible y les sale rana, bromea la cuñada del dentista.
¡Y acaban montando un circo, una juerga de desorden público y desacato, como ayer delante de los tribunales de Justicia y en la Plaza San Jaime!, evoca la fiscal del barrio.
¿Años después de que fusilaran a Companys, entre otros?, pregunta la sobrina de la peluquera, que no puede disimular que es cupera.
Querida niña, vas por mal camino, mejor sería que cantaras coplas y no fueras con novios cuperos cantando revoluciones y desobediencias, le aconseja la cuñada del dentista.
¡Ella va con quien le da la gana, ¡a buenas horas, mangas verdes!, como decía mi madre, exclama la nieta del anarquista.
Cuidado con lo de "mangas verdes", cuyo origen procede de la antigua Santa Hermandad (vigilantes vestidos de verde), hoy Guardia Civil, y podría haber desacato a la autoridad, advierte la fiscal del barrio.
¡Vamos, como en las Ramblas y la Vía Layetana en los años 60!, contesta el periodista del barrio.
En los años 60-70 había un sacerdote en Barcelona, famoso por sus conferencias, que decía que el meditaba mejor, e incluso aumentaba su fe, después de comer y beber bien, explica el politólogo del barrio.
Si el hombre sólo come y bebe y todo lo demás, ¿de dónde ha salido el arte, la poesía? ¿Del vientre?, pregunta la nieta del anarquista.
"El hombre es la medida de todas las cosas", cita el pitagórico del barrio.
"El hombre es la medida de todas las cosas pequeñas", añadía Vázquez Montalbán en un manifiesto, dice la hija de la bibliotecaria.
"Como tú, piedra pequeña, como tú", canta Paco Ibáñez, dice la hija que tiene una madre okupa.
Soñar, a escala, sin quieren, a escala, sin grandes utopías ni delirios de grandeza, pero soñar es necesario, soñar..., de lo contrario todo esto, la vida, la política, el amor, comer, beber, defecar, la muerte, todo esto sería insoportable, comenta el poeta romántico del barrio.
¡Cuidado, no tropiece una, dos, tres, cuatro veces..., y la inspiración salga volando!, exclama el humorista.
¡Por si acaso, antes de soñar, tomen ustedes un buen vermut para el espíritu, o lo que ahora llaman tapas para el cuerpo del turista!, bromea la dueña del bar.
La COPE y otros medios que están contra el independentismo merecen todos los respetos por ser recios en sus ideas, como pedía nuestro Escrivá de Balaguer.
ResponderEliminarUna cosa es no soñar, comer y beber sin soñar, y otra cosa es ser un pasota con la pasta (italiana).
ResponderEliminarEsto se llena de materialistas e independentistas. Bichos de mala raza.
ResponderEliminarHe anat a les dues manifestacions pacífiques a favor dels 2.000.000 d'imputats, el dimarts i avui. Cants, il.lusió, mentre certes emisoras ens declaraven estafadors, delincuents i traïdors, com Lluís Companys, han dit.
ResponderEliminar¿La izquierda española sueña o duerme? ¿Se han enterado de algo? ¿Están de acuerdo con la derecha y sus ideologías fijas, intolerantes y antidemocráticas, y todos los que votamos sí el 9/N debemos ser imputados por desobediencia, inhabilitados en lo que sea y encarcelados, si procede?
ResponderEliminarDejemos que hablen, voten y canten. Nosotros, en un día tan memorable como hoy (cazar dos pájaros de un tiro, y al Companys lo llamaban "el pajarito), descorcharemos una botella de champán (no de cava).
ResponderEliminar"España, aparta de mí este cáliz", escribía César Vallejo.
ResponderEliminarSoñar que ya no se prohíbe en ninguna parte la libertad, el voto, el habla.
Utopías. España, queramos o no, acaba apareciendo siempre como una dama de negro con una vara en la mano para castigar a los malos, a los descarriados.
ResponderEliminar¡Pues anda que el gallinero de los catalanufos, con sus anarquistas, independentistas, sobiranistas y la madre catalanista que los fundó, y la Moreneta, que ni se atreve a ser negra!
ResponderEliminarMundo, pare el tren, que yo me bajo. Quiero soñar.
ResponderEliminarSueña, hijo mío, sueña, que la torta que te vas a pegar, o te van a pegar...
ResponderEliminarPara tortas crujientes, la pastelería.
Angels Pal: En las nuevas tendencias artísticas encuentro ciertos planteamientos que me producen un resquemor . Sospecho de su utilidad estética . Más bien diría que no me producen nada que no sea penoso . No veo en las últimas propuestas artísticas otra cosa que no sea hollar sin dejar huella y rebuscar algo que ya está buscado . Se empecinan en encontrar un lenguaje nuevo para decir algo que no saben lo que es .... Gràcies, Francesc Cornadó!!Bon día per tots !
ResponderEliminarMe gusta · Responder · 4 h
El infiltrado que se hizo pasar por Francesc Cornadó, sólo pretendía subvertir el orden de las cosas y allí donde hay sinrazón pretendía colocar un sueño, y allí donde hay realidad quería colocar una estrella danzante.
ResponderEliminarPrecisamente en la calle Tales de Mileto, desde donde se divisa un cuerno de la luna, el poeta insomne intenta dormir y el sueño no llega.
Los ruidos de la noche -el agua por las cañerías, el crujir de pavimentos, las estructuras que se dilatan- conducen al poeta del sueño al pesimismo y de éste al escepticismo.
Se pregunta cual es la medida de todas las cosas y sin esperar el sueño, se contesta que el patrón de medida es el segmento áureo. La belleza. Con este convencimiento no puede dormir y el sueño queda como una quimera incalcanzable. Relativiza y concluye que tampoco es indispensable dormir y soñar, mañana saldrá otra vez el sol, ondearan las banderas de siempre y los pobres serán pobres.
Salud
Francesc Cornadó
Si resistimos, las banderas podrán ser otras, y, si en el futuro resistimos otra vez, un día ya no serán necesarias ni las banderas de los otros ni las propias, porque ya no habrá necesidad de afirmase frente al que te quiere imponer las suyas.
ResponderEliminarDe bandera sólo hay una: la nuestra.
ResponderEliminarComo decíamos ayer..., resistir.
ResponderEliminarEs necesario soñar y resistir contra la banalidad del mal, contra las ideologías totalitarias y uniformadoras, contra el criterio único (ya que hablan de Balmes). Soñar y luchar por la libertad de los demás, que es también la libertad de uno mismo, o sea que también es pragmatismo. En cuanto a la pobreza, no está escrito que no pueda ser superada. Es en los sistemas cerrados (dictaduras, democracias a medias, leyes caducas, legislación injusta sobre legitimidad real, etc.), donde no es posible corregir, por falta de libertad crítica y razón práctica, el mal funcionamiento y los desajustes del sistema, como ya advertía el economista hindú, Amartya Sen, en su ensayo "Pobreza y hambruna: Un ensayo sobre el derecho y la privación".
ResponderEliminarJesús Aumatell Molas
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Angels Pal: Magnífico !
ResponderEliminarMe gusta · Responder · Ayer a las 17:38
Francesc Cornadó: Según Eugenio Trías "podríamos decir que la única diferencia entre el sueño y la vida despierta es que en ésta la fabulación es manifiestamente colectiva". Si esto es así me declaro insomne con mis ciudadanos.
Me gusta · Responder · 1 · 10 h
ResponderEliminarLurdes Fidalgo
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Vg Angelica
se supone que tenias que hablar sobre la utilidad estetica de la obra de Caravaggio .................. Que fue tpda esa estupides que escribiste
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