"El proceso" (ilustraciones Chantal Montellier, guión David Mairowitz)
El politólogo del barrio le advierte que a partir de hoy, después del dictamen del Tribunal Constitucional y la suspensión cautelar de la Ley de Consultas, alguien, un vecino cualquiera, podría denunciarla por propaganda ilegal, ser detenida y sometida a juicio.
Hombre, no exageremos, dice la cuñada del dentista. En caso de denuncia, la policía nacional o la guardia civil (o los mossos d'esquadra o la policía municipal, si quieren cumplir la ley), le podría hacer una visita e incautar las octavillas, advirtiéndole severamente que no reincida en la propaganda ilegal de la consulta. Pienso que con esto sería suficiente, ¿no?
Suficiente para usted, que está en contra, pero no para los que queremos votar libremente, responde la dueña del bar.
Queridos, no siempre se puede votar libremente cualquier asunto, indica el politólogo. No se puede ejercer el derecho al voto así como así, sin tener el permiso correspondiente de los gobiernos, el permiso legal.
Así pues, ¿en estos días de "suspensión cautelar" tampoco podré repartir unas fotocopias de un poema social, de protesta, que he escrito en contra del maltrato a los animales y a las personas?, pregunta el poeta romántico del barrio.
"Suspensión cautelar", esta expresión parece venida de otros tiempos, cuando casi todo estaba suspendido, prohibido, y los libros desleales, contrarios el régimen, eran secuestrados por el Ministerio de Información y Turismo, dice la librera del barrio.
Decía mi abuelo que empiezas reprimiendo una cosa -un libro, una canción, un manifiesto-, y acabas destruyendo muchas otras, interviene la nieta del anarquista.
¿También han prohibido repartir carteles de circo escritos en catalán?, pregunta el humorista del barrio. Porque uno es humorista, pero no un héroe, añade.
No, hombre, no, qué tonterías dice usted, escriban y bailen sardanas y todo lo que quieran en lengua catalana o en esperanto, pero sin transgredir la Ley, la constitución. Todas las regiones tienen suficiente autonomía para esto y mucho más!, exclama la cuñada del dentista.
Ah, menos mal, ya tenía el miedo en el cuerpo!, contesta el humorista.
Decía mi abuelo que empiezas reprimiendo una cosa -un libro, una canción, un manifiesto-, y acabas destruyendo muchas otras, interviene la nieta del anarquista.
¿También han prohibido repartir carteles de circo escritos en catalán?, pregunta el humorista del barrio. Porque uno es humorista, pero no un héroe, añade.
No, hombre, no, qué tonterías dice usted, escriban y bailen sardanas y todo lo que quieran en lengua catalana o en esperanto, pero sin transgredir la Ley, la constitución. Todas las regiones tienen suficiente autonomía para esto y mucho más!, exclama la cuñada del dentista.
Ah, menos mal, ya tenía el miedo en el cuerpo!, contesta el humorista.