Hogarth, El casamiento a la moda
EL AMOR ES CURSI
EL AMOR ES CURSI
(Poema inédito)
I
Con
dos vasos de whisky y un diazepan diez
miro
la luna llena y muy blanca
hoy,
sábado, tres de noviembre del año dos mil doce
desde
el ventanal de mi casa
con
dos vasos de whisky un diazepan diez
la
luna me mira a mí
en
medio de la soledad del cielo negro
escucho
el concierto no. 1 para piano y orquesta
de
Chopin por Rubinstein,
e
intento definir la palabra delicuescente
esa
palabra que me preguntaste un día
delicuescente
es el diazepan el whisky
Chopin
el estudio No. 10 Tristeza
en
Twiter alguien ha escrito: “Hoy he llorado
diez
veces escuchando esa versión”
¿llorado?
¡!!Delicuescente!!! ¡!Delicuescente!!
Hay
gente que llora porque ha perdido a su hijo
en
la guerra otra llora porque le violaron a la hija
en
un concierto de rock un matrimonio anciano
llora
porque lo han desahuciado por no pagar la hipoteca
pero
alguien lloró diez veces, hoy,
tres
de noviembre de mil novecientos doce
escuchando
a Rubinstein interpretando Tristeza
que
es el estudio para piano no. 10 más triste
y
delicuescente que he escuchado nunca
yo
también lo escucho mientras miro la luna
esta
luna blanca redonda platinada
que
me mira o quizás ni eso
y
recuerdo que antes
es
decir un poco antes
cuando
nos amábamos
yo
te mandaba un mensaje de móvil:
mira
la luna, te decía
y
vos la mirabas
respondías
“la estoy mirando”
y
creíamos estar enamoradas como nunca
como
nadie como jamás y para siempre
pero
un año después nos separamos
y
te pregunté si seguías mirando la luna
dijiste
No, ya la he mirado bastante. No llevabas en el anular el anillo que
yo te había regalado al principio cuando todavía nos amábamos
aunque
yo seguía usando la pulsera Swarovsky que me regalaste al principio
cuando nos amábamos
y
Swarovsky todavía no era un cursi como Rubinstein
como
Chopin
como
la luna
que
estoy mirando ahora,
sola
en el salón de mi casa
donde
antes nos amábamos
y
te juro, te juro:
la
luna, este sábado tres de noviembre de mil novecientos doce
es
delicuescente.
II
Aquel
eminente psicoanalista
me
había invitado a cenar a su casa
junto
a otras personas ilustres
-arquitectos,
nuevos ricos y gente así-
a
los postres los comensales le pidieron que hablara
un
poco del amor
-había
predominio de mujeres: de lo contrario, los hombres le habrían
pedido que hablara de dinero-
el
psicoanalista habló del amor
dijo
que el amor neurótico busca la identificación
dos
en uno un solo ser en dos cuerpos
que
el amor neurótico busca la simbiosis
borrar
las diferencias no respetar las identidades
fue
el momento en que me di cuenta de que si el psicoanalista tenía
razón
toda
mi vida había estado equivocada
quizás
yo seguía siendo una niña de pecho que buscaba a tientas a su madre
en una noche oscura
de
luna llena
y
posiblemente todo lo que había escrito hasta entonces –poemas,
canciones, novelas, relatos-
también
estaba equivocado
Pero
cuando entró su esposa
-hacía
cuarenta años que estaban casados-
y
la miró con desprecio no exento de condescendencia
pensé
si este es el amor no neurótico
mejor
me voy a casa a escuchar a Chopin por Rubinstein
que
hace llorar a las almas sensibles
de
Twiter
Y
me tomo dos whiskys y un diazepan diez
que
es mi biberón nocturno
la
teta que chupo antes de dormir
o
de morir, lo mismo da porque ambos
-morir,
dormir- están tan identificados y son tan simbióticos
como
el amor que me gustaría sintieras por mí
como
el amor que siento por ti.
Cristina Peri Rossi
Señora: ¿Más elocuente que su poema? ¡imposible! La estúpida academia se estrella contra sus dictados sin vergüenza. Y si; hacen más por uno un par de wiskys y un diazepan mientras se esparce un concierto por el infinito.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Otro poema magnífico. Uno más.
ResponderEliminarMe gusta así, cuando se pone satírica, y todo vuela por los aires (poéticos).
ResponderEliminarPoesía de la poesía, el material poético amoroso sometido a revisión satírica. Buena idea la del Club de las Sátiras. Adelante!
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