Dice la pancarta: Primero hemos soportado a los padres (violentos y cerriles), y ahora soportamos a los hijos (violentos y alucinados), algunos quieren ser protagonistas y quemar edificios y conventos que, años después, reconstruirán y restaurarán sus padres (o ellos mismos), que cobrarán del erario público con más endeudamiento. España es así, diferente, el sueño de la razón produciendo monstruos y tertulianos inspirados por la Unidad Divina, como en los tiempos de Goya y Gila.
Firmado: Desertores sin hijos
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