sábado, 20 de octubre de 2012

CRISTINA PERI ROSSI PASA UNOS DÍAS EN LA PENSIÓN ULISES


Yo sé racionalmente que el progreso indefinido no existe y que hay retrocesos, involuciones; por otra parte, nunca se sabe muy bien en qué consiste el progreso, ni siquiera la meta. Somos como corredores que no decidimos el momento de salida, no sabemos cuál es la llegada -salvo la muerte- y encima, nos confundimos muchas veces, porque creemos saber y no sabemos. Supongo que os habrá pasado muchas veces, como a mí, estar convencida de que algo era un mal para mí y resulta que consigo transformarlo en un bien y viceversa. 

En los 60 y los 70 detestábamos la tv., sabíamos que el medio es el mensaje, pero no sabíamos el alcance en materia sexual, por ejemplo, de la pornografía. 

Y la pornografía ha sido la única educación sexual -digo educación, no información- que han recibido los niños y los adolescentes en este país, granja, continente, barrio, aledaño, urbanización o como se lo quiera llamar. 
Me refiero a la pornografía comercial, lo cual ha significado volver otra vez a la sumisión femenina. 
Porque en las porno se separa por completo el sentimiento afectivo de la sexualidad, no hay erotismo, encima, de modo que es el triunfo de la genitalidad y  de la genitalidad masculina. 
Con esto no contábamos, y contra esto es muy difícil luchar: los adolescentes creen que esa cosa indefinida y misteriosa en la infancia que es hacer el amor consiste en lo que ven en las porno. Si no tienen un poco de imaginación o de sensibilidad, quieren hacer el amor como en las porno. 

A mí me gustan muchísimo los primates, me paso la vida estudiándolos para... conocernos mejor a nosotros mismos.
Pero mis preferidos -absolutamente- son los bonobos*. ¿Saben algo de ellos? Confío en que sí. Usan las caricias, los arrumacos y el sexo de manera general e indiscriminada.... para aumentar la solidaridad entre ellos, son los únicos simios que no practican ninguna clase de violencia y se serenan o se quitan el miedo a los depredadores copulando y acariciándose... 
Han descubierto sin saberlo las ventajas de la oxitocina sobre la testosterona. La única relación sexual no permitida es entre las crías y la madre, hasta los tres años. Tienen el genoma muy muy parecido a los seres humanos, por lo cual lamentablemente se los ha usado tanto en laboratorios que ahora están protegidos, quedan pocos. (Tengo libros de fotos y en algunos casos sus miradas expresan emociones muy variadas, miedo, alegría, tristeza...). 
Nunca violencia. Nunca furia. No atacan. No pelean. 

Aún así, estoy de acuerdo con el psicólogo social Steven Pinker, que por el momento, en los años que llevamos, el s. XXI parece menos violento que el XX.

Cristina Peri Rossi


*Frans de Waal y Frans Lanting, Bonobos (Le bonheur d'être singe). Ed. Fayard, París.
Frans de Waal, El mono que llevamos dentro. Tusquets Ed. Barcelona, 2007.
















(Continuará mañana con un poema inédito de la autora)

8 comentarios:

  1. Bibliotecaria de noche20 de octubre de 2012, 8:25

    ¿No será una alegoría de la Peri Rossi sobre los políticos?

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  2. politólogo del barrio20 de octubre de 2012, 8:30

    Me parece una sátira sobre el hombre contemporáneo. Muy acertado narrarla desde un espacio o habitación de la Pensión Ulises, cuyo huéspedes son más bononos, pacíficos, que los gorilas agresivos de otros medios, si aplicamos las consideraciones de Cristina Peri Rossi a la actualidad política.

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  3. Bononos, gorilas, chimpancés, políticos, banqueros, economistas, militares, fundamentalistas..., ¿no será la decandencia o la degradación del mono bonono hasta la especie del hombre mono?

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  4. Fantástica colaboración la de Peri Rossi. Un poco de aire fresco en la Pensión Ulises, luego de tanto Catalunya-España.

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  5. adivinadora y poeta de la post-experiencia20 de octubre de 2012, 9:34

    ¿Será verdad que el hombre desciende del mono? ¿No descenderá de algún otro bicho, ya extinguido por corrupción?

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  6. Me ha causado mucha gracia que el texto que te envié ya tenga comentarios y que muchos se refieran
    a los políticos.

    No se equivocan: los gorilas son completamente jerárquicos. Las hienas, también. Pero las hienas
    viven en manada, con una pareja alfa, fiel, toda la vida; hasta si muere uno de los miembros de
    la pareja alfa no forma otra. Es un matriarcado, y lo más curioso: LAS HIENAS SON LAS UNICAS
    HEMBRAS QUE POSEEN PENE, PERO NO ES UN PENE FUNCIONAL, QUIERO DECIR, NO SIRVE
    PARA LA REPRODUCCIÓN, SINO PARA RENDIRLE PLEITESIA Y SUMISION. Cuando a la noche
    las hienas salen a cazar, en la oscuridad refulge el pene de la hembra alfa, y las otras se inclinan
    a lamerlo en señal de respeto. Todas tienen ese pene, el tamaño difiere según la jerarquía
    y se rinden culto y sumisión social de esa manera.

    ¿Te das cuenta de que es el único órgano -me refiero al pene de las hembras de hiena- que no
    cumple una función fisiológica, sino social?

    A veces me gusta pensar que los animales son modelos que experimentó la naturaleza hasta
    llegar a los seres humanos
    que somos imperfectos
    pero nos queda un rato libre para hacer otras cosas además de comer. Ni los elefantes, ni los leones
    ni las hienas tienen tiempo más que para dos cosas: comer y reproducirse. ¿Qué sería de nuestras
    catedrales si hubiéramos tenido que comer tanto como un oso o como un elefante?

    Otras veces, me gusta pensr que hubo un principio, efectivamente: un Dios torpe, infantiloide,
    caprichoso, que se emborrachó y creó al hombre y al universo.
    Lo pensaba desde chica
    y hete aquí
    que de grande, encontré una idea semejante en el Conde Lautreamont, que como sabes, era
    uruguayo, hijo de franceses y se fue a París en la juventud, pero siempre añoró Montevideo.

    Lautréamont es uno de esos genios de la adolescencia, completamente delirantes y libres,
    al borde de la locura (nunca se está más cerca de la locura que en la adolescencia, por
    el estallido hormonal y la reorganización endocrina) que hubiera tenido una juventud
    y una edad adulta dificilísimas. Menos mal que se murió a los 24, creo.

    Me gusta que hayamos establecido una cordial colaboración.

    Ojalá existiera una Pensión Ulises real donde no compitiéramos como los monos
    ni nos matáramos como los peces.

    ¿Pero qué haríamos con "el narcisismo de las pequeñas diferencias", como lo llamó sabiamente Freud?
    (Citar a Freud siempre me causa enemigos: unos creen que soy adicta al psicoanálisis, otros, que
    soy enemiga. Ni lo uno ni lo otro. Discrepo con buena parte de sus teorías, discrepo con toda la práctica
    psicoanalítica, y aún así, reconozco el enorme valor de algnos de sus ensayos, especialmente "El malestar
    en la cultura", y ese, "El narcisismo de las pequeñas diferencias", que me parece clarividente.)

    Que tengas un agradable fin de semana. Parece que lloverá. Yo me he provisto de unas cuantas
    películas europeas de los años 70 -mis favoritas- y de unas cuantas músicas de aquellos años
    -Barbara, Nina Simone, Mina, Milva- y me permitiré un trago de whisky en nuestro honor.

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  7. Creo que ha sido la culturización de la especie la que nos ha llevado a una serie de normas que nosotros mismos los seres humanos hemos creado para poder pertenecer a esa evolución constante. A mi juicio eso tiene un precio dejar de ser lo que somos para conformarnos como nos viene impuesto que seamos desde nuestro nacimiento, que digo antes, yo diría cuando ya estamos dentro del seno materno.
    Nos programan de tal modo que olvidamos nuestra memoria más esencial, la ser humano, alejan nuestra memoria humana desplazándola a nuestro lugar más recóndito de nuestro cerebro.
    Que ahora desde Freud y el psicoanálisis lo llaman inconsciente. Es curioso que lo que realmente somos esté escondido y encriptado en claves complejas, en los casos, hasta imposible de descifrar ni por el psicoanalista mas afamado, que curioso verdad.
    Deberíamos preguntar a sus padres que han hecho y donde está la clave?, o quizá a la conciencia que se ha dejado culturizar?, o quizá ese es el bastago pago de un precio que se llama conciencia, tener conciencia según nos dicen.
    Quien es consciente de esto, creo que unos pocos privilegiados aunque desdichados por sufrir por su presencia existencial en esta conciencia social que ha dilapidado y luchado contra nuestras verdades, si algunos creemos que existen. Esas verdades que nos define como seres humanos pero que no nos definen. Somos libres, Somos sensibles, Somos magia, Nuestra sexualidad forma parte de nuestra razón ser, existir y comunicar, No existe lo bueno ni lo malo, necesitamos ser débiles, el amor no es posesión es conocer por que vivimos, quién somos y a quién se lo queremos decir, en fin..., tenemos el fin que nosotros mismos queremos tener, nuestro inconsciente arrinconado es nuestra verdadero guía y sabe el porqué actuamos y nuestra conciencia va perdida sin querer aceptar que no entera de nada, y todo por miedo a descubrir que somos lo que somos no lo que realmente nuestra conciencia quiere que seamos.

    A Cristina Peri Rossi, excepcional sin más

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