TARDE, MAL Y A DESTIEMPO
Con una o dos palabras sería suficiente, les dijeron otra vez.
Pasaba el tiempo y no acaban de encontrar la palabra o las dos palabras que les pedían.
Al cabo de unos años, convocaron a todos los medios de comunicación, se disculparon por el retraso, exigieron silencio y, al fin, pronunciaron una palabra y media.
Explicaron que, pese a los muchos esfuerzos, no habían podido llegar a las dos palabras.
Pero en la tierra ya no quedaba nadie para escuchar la palabra y media, ni sus explicaciones.
El becario del suplente del cronista
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