domingo, 5 de febrero de 2012
YO TAMBIÉN QUIERO SER PAUL AUSTER (CELOS Y LAMENTO LITERARIO DE UN EDITOR DEL BARRIO)
Un vecino y editor del barrio, harto de la belleza y la felicidad de los otros, ha colgado una pancarta de protesta en el balcón de su casa, que dice así (escrito en rojo sobre sábana blanca):
"Paul Auster por aquí, Paul Auster por allá, novelista extraordinario, cineasta, poeta, guapo y fotogénico, casado con una novelista magnífica, guapa y fotogénica, y padre de una actriz excelente, guapa y fotogénica, autor de mil y un libros ( a no tardar), ahora publica "Diario de invierno" y se reeditan en nuevo formato "La trilogía de Nueva York" y "La invención de la soledad" (título magnífico, caramba) y muchos más títulos, editados y reeditados por magníficos editores en todas las lenguas del planeta y más allá, y cuyos libros, antes de llegar a las librerías, ya son reseñados y glosados por sesudos críticos y periodistas culturales..., mientras yo, el pobre editor del barrio, levanta columnas de poemarios, microrrelatos y novelas cortas por los rincones de la cocina, el lavabo y la habitación de mi hija pequeña..., ejemplares y más ejemplares de cantos y lamentos de poetas dolidos..., ejemplares y más ejemplares de historias cortas y ocurrencias contemporáneas de narradores breves, y todo a un módico precio y con la ayuda impagable y desinteresada de los propios autores..., y ni aún así la ruina evito ni la dicha gano y a salto de mata vivo, que diría el clásico o el mismo Paul Auster, que hoy dicen que anda preocupado por el exceso de éxito y belleza que lo acosa y atormenta. Señoras y señores del barrio, lo confieso públicamente desde mi humilde balcón, yo también quiero ser Paul Auster".
El suplente del cronista
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ResponderEliminarAlena Collar: Y ya ves...yo sin embargo admiro mucho más a ese editor del barrio y a tantos como él que nos permiten a los autores/as creer en los sueños...que no me falten nunca los editores de barrio, ni los libreros de barrio que a mí y a otros como yo que nunca seremos Paul Auster nos publican y nos ponen en las librerías junto a Paul Auster...
Mery Sananes: Mi querido vecino y editor de este barrio. Tiene usted toda la razón con su protesta y su lamento. Pero permítame, con toda la humildad de que sea capaz, tratar de sacarlo de algunos errores que lleva usted insertos en su pancarta. ¿Sabe usted realmente donde reposa la verdadera literatura? En los rincones de la cocina, en los lavabos, en la habitación de su hija pequeña, en los materos que guindan de sus balcones, en la sonrisa que el barbero le regala cuando lo afeita, en el que le sirve el trago de vino los sábados por las noches, en la esposa que escribe todo el día sus poemas de amor sobre las legumbres, en el blanco de la ropa que alisa, en el brillo que le saca a lozas casi milenarias. Está en esos papeles que usted reproduce y qu se reparten por el barrio, y que hablan de ese transcurir del día para no ofender a nadie, ni quitarle la alegría a nadie, ni ser más que otro.
Yo no dudo en absoluto lo gran escritor es que Paul Auster, pero el que gane premios y lo publiquen en distintas lenguas y ya no encuentre qué hacer con su fama, no significa que sus palabras lleguen a donde tal vez él quisiera que llegaran. En este mundo que vivimos la literatura es una mercancía más que se vende y que la adquieren y la negocian quienes tienen con qué hacerlo. Pero, editando los textos que usted publica ¿no se ha dado cuenta que la literatura es la voz de uno que habla por otros, y que su lugar está al aire libre y no encerrada en el frío y oscuro estante de una biblioteca?
Usted, como editor que es, forma parte de este barrio que desde este espacio privilegiado está tratando de cambiar el mundo. Demostrar que se puede disentir y sentarse todos en las noches a disfrutar el espectáculo de un cielo estrellado. Que se puede tener carencias pero que se pueden compartir para que sean menores y a su vez se multipliquen los sentimientos que unen a los hombres en un sueño común. No se preocupe usted por Paul Auster. Le pediremos que nos envíe sus libros y los leeremos en tertulia las tardes de domingo. Y aprenderemos de él lo que tenga que enseñarnos. Y nosotros le enseñaremos a él que no andamos tras la fama, sino el convivir hermoso, fraterno de hermanos. Algo casi imposible en este maltrecho planeta. Y tal vez hasta Paul Auster un día de estos nos pida posada por unas noches en la Pensión Ulises, para que nosotros le leamos esos manuscritos que usted con tanto amor edita y multi´plica. Con todo mi respeto y consideracion.
Alena Collar: AMÉN.
ResponderEliminarAlena Collar: Si me permites contarte/os una bobada...verás, hace unos días que la gente de mi editorial Talentura Libros estamos en e-book en la Casa del Libro, bueno, ¿tú sabes la ilu que me ha hecho al entrar que dice la cosa esa que ponen de publicidad que "cómprelo junto a..." y me coloca al lado de un libro de Larra, y otro de Julian Barnes?...como si yo fuera alguien...o cuando voy a una librería de barrio y veo mi libro al lado de "Auster"; eso se lo debo al Librero de barrio, a su generosidad, a que él no me considera de menos; y eso es impagable
Mery Sananes: No es una bobada, Alena, es un sentimiento tan válido como la protesta de nuestro editor, salvo que en este mundo en el cual lo único que se globaliza es la explotacón y el terror, pero no la poesía ni los sueños, el soñador y el poeta siguen siendo, editorialmente, unos solitarios. Pero tal vez la palabra que esgrimen, recorra otros caminos paralelos. Toma los arbustos, las trochas y por allí se prende de unos ojos, se adhiere a unas manos, le sirve a un rostro para saber que alguien en alguna parte lo quiere. Y entonces las palabras vuelan, fuera de su marco y se siembran en el futuro. Cuando el hombre sea hermano del hombre, la literatura será el idioma con el que nos hablemos, el canto que nos comunique, la palabra del hombre humano, musical y trascendente. Y las páginas de los libros serán como las hojas de los árboles. Y la risa del sueño, la alegría en el rostro de los niños. Fíjate en qué honduras nos ha metido nuestro inmenso editor.
Jose L Ferraz: Es en los rincones adoquinados del barrio, donde estos días se hiela la desesperanza y la duda,
donde pasa lo que pasa.
La vida.
Juan Antonio Masoliver:¡Estamos hechos de barro! Un abrazo.
ResponderEliminarDavid Castillo: Aquesta és bona!!! si li donen el Nobel, agafarà una depressió!!!