¿Retratos imaginarios, rostros que vienen de otro lugar, de un lugar desconocido?
Son los retratos de la nueva exposición del pintor Jordi Maragall*, en la Sala Parés: "Figuras" (carboncillo sobre papel y madera).
Figuras que aparecen entre el sueño y la realidad.
Rostros más imaginarios que reales, o reales en el domino del sueño, figuras y rostros que son invocados trazando líneas negras y sombras grises, en el espacio del papel.
Pero de pronto, entre las líneas y las sombras, surge en el papel el blanco, una aparición de blancos. El blanco convertido en color, el blanco que atraviesa la masa oscura, que separa y une a la vez las líneas negras y las sombras grises, y va conformando el retrato imaginario, su realidad, esa realidad que viene del sueño.
Figuras y rostros, pues, que vienen del otro lado, del lado del sueño, y que ahora quedan plasmados y prendidos en el papel.
Retratos imaginarios, prendidos mediante el dibujo. O, también podríamos decir, "visiones dibujadas": el espíritu de un rostro representado en la materia del papel, el espíritu dibujándose en el rostro, como en una transfiguración.
Figuras y rostros imaginarios, pero que se vuelven reales al ser dibujados, o, mejor, al encarnarse en la realidad mística y mágica del arte. Entre el sueño y la realidad.
Fotografías: M. S.
*Jordi Maragall: els ulls de l'art, el libro de M. C. Farré i Sanpera y Pere Maragall Mira es un magnífica introducción a la obra del pintor, con un prólogo de Xavier Rubert de Ventós.
Ed. Hacer, Barcelona, 2003.
El suplente del cronista
Qué bueno que en nuestra Pensión de Ulises anden prendidos de paredes imaginarias los retratos de Maragall. Nuestro territorio está precisamente entre los negros y los blancos, inmerso en esas líneas que imaginan rostros. Los que hemos conocido y los que aún faltan por llegar a los umbrales de este barrio. Es esa imaginería de la luz y la sombra, de la línea que dibuja y desdibuja, buscando lo que está más allá del ojo que ve, lo que da la medida de lo esencial. Como quien encuentra el espacio del viento entre las aspas de un molino que no cesa de girar.
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