jueves, 13 de octubre de 2011

UNA PREGUNTA ESCRITA EN LA PARED: ¿LA CRISIS ECONÓMICA ES SÓLO UNA CRISIS ECONÓMICA?















En foros, tertulias y telediarios, en internet, en programas de radio y televisión, en periódicos y revistas, todos hablamos de la crisis económica brutal, de la volatización del dinero, de la crisis financiera y de la posible destrucción del  estado de bienestar.
Pero, algunos se preguntan en el barrio, ¿la crisis económica es soló económica? ¿No habrá también otras causas, además de la  puramente económica? Es decir, impuramente económica. 
Si la gran jerarquía de administradores y gestores del dinero público y privado, los famosos banqueros, financieros y políticos hubieran tenido otro valores y otro sentido de la moral pública y la justicia social, ¿también se hubiera producido esta crisis económica?
¿No será también una consecuencia de la otra crisis, la de la sociedad, con sus mediocres valores sobre el falso prestigio, el éxito superficial y mediático, la falsa riqueza, la autoridad hipócrita de los mercados y la estafa moral, política y, por tanto, económica ejercida sobre la sociedad?
¿Dónde están los maestros del pensamiento, de la política y la economía, de la cultura en general, aquellos pensadores que nos recordaban que la vida y la cultura es un bien común?
¿Dónde la alta conciencia, la reflexión compartida, el espíritu de investigación y lucidez, el afán por el progreso mutuo y no sólo el de uno mismo y su grupo?
¿Dónde la política y la economía como conocimiento y praxis al servicio de los ciudadanos y no una trampa, un juego de intereses creados para acabar todos hundidos en la miseria (unos más que otros, como diría George Orwell)?  
Libertad cívica, libertad de ideas (no libertinaje usando la violencia afilada de los dogmas para el beneficio exclusivo del correspondiente grupo dogmático), respeto al espacio del otro, justicia social, equilibrio de poderes, crítica, pero también "reconocimiento mutuo", como pedía Hegel: una sociedad humana más justa, sin crímenes ni miserias justificadas por un sistema de valores falsos, contaminados, corruptos, más podridos que las manzanas de ayer arrojadas a una papelera.
Por eso, se preguntan en el barrio: ¿La crisis económica es sólo una crisis económica?

El suplente del cronista
   

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