Así es, estimados lectores. Dice y se lamenta un vecino del barrio, aficionado a escribir novelas, que tampoco este año le han dado el Premio Planeta.
Algunos, que lo oyen lamentarse, sonríen, le dan una palmadita en el hombro y le preguntan cuándo perderá la inocencia, la "pureza literaria", y dejará de confiar en el atractivo de los premios mejor dotados, como hay que desconfiar de los hombres que se dicen mejor dotados, sean éstos políticos, artistas o puramente sementales.
"No pintes un cuadro ni escribas un libro que no se pueda vender", dicen las voces del mercado.
"O dime lo que puedes vender y te diré qué premios puedes ganar", responde otro vecino.
Uno del gremio literario, buen vecino, le recomienda al vecino novelista que no se desanime y siga escribiendo: de un modo o de otro, le dice, no hay libro que no se pueda publicar, siempre que renuncies a querer vivir de ello, le advierte al final el buen vecino.
El suplente del cronista
Hace tiempo gané un premio de poesía, en les Festes de Cultura Pompeu Fabra celebradas en Vic, y no conocía a nadie del jurado ni nadie me conocía a mí, poeta joven y desconocido. Incluso cobré un talón de unas miles de pesetas y publiqué en la revista "Reduccions". Cosas de la poesía, seguramente, que nunca es un negocio como los otros.
ResponderEliminarMe he presentado a muchos premios de narrativa y de poesía, y nunca me han concedido ninguno. No tengo suerte con la lotería ni con las buenas influencias. ¿Que tal vez soy mala escritora? Sé de muchos malos escritores y escritoras que no paran de ganar premios, ¿y no hay una sola migaja para mí?
ResponderEliminarUna vez, hace años, alguien que ganó el Planeta dijo que no se lo esperaba. Fue como un mal chiste, sólo mereció sonrisas de cortesía... o irónicas.
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