Martina Stein, Bicicleta y perrito, descansando en el puerto de Barcelona
Entra en el bar la sobrina de la peluquera y lee en un periódico de hoy: "La embajadora de EE.UU, Susan Rice, denuncia, en una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, que el régimen de Gadafi distribuye viagra entre sus soldados para fomentar las violaciones a mujeres libias".
Esta noticia parece una burla de las violaciones de todo tipo. ¿Los soldados, libios o no libios, necesitan viagra para cometer tales barbaridades? ¿No será todo propaganda de algún laboratorio farmacéutico occidental?, pregunta la dueña del bar.
El circo trágico de la guerra. "Armas y viagra" será el nuevo slogan de la industria bélica, comenta la nieta del anarquista.
O "bombardee con un frasco de viagra en la mano, con la garantía de los productos occidentales", podría ser el título de otro folleto propagandístico, añade el humorista fracasado del barrio.
Y mientras tanto, 4.999.999 parados en las tierras fértiles de España, dice la hermana de la dueña del bar.
Con tantos problemas objetivos, ya veo que será cada día más difícil hacer una edición crítica de mis poemas inéditos, se lamenta el poeta romántico del barrio.
Ud. siempre tan oportuno y a la cabeza de la manifestación, añade bromeando la nieta del anarquista.
El suplente del cronista
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ResponderEliminarCon novedad y viagra en el frente.
ResponderEliminarAh, los americanos, los americanos, que diría Berlanga.
Armas y viagra, nueva tecnología para el terror en las guerras. O disfrute matando.
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