Matilda Sagan, Niña paseando al cuervo
¿Hay que abrir cuando llaman al portero automático o directamente a la puerta de tu casa? ¿Quién ha llamado, quién llama esta noche? ¿Un extraviado, un interesado? ¿Quieren saber si estás en casa, subir, destrozar la puerta y apalear lo que encuentren y lo que no encuentren?
¿Es sólo una broma pesada, alguien que ha llamado al azar? ¿Quién ha llamado, quién llama esta noche, quién es? ¿Hay que abrir la puerta, no hay que abrirla? ¿Robo, represalia?
¿Quién llama y viene a buscarte, a vulnerarte?
¿A este límite de silencio, a este desierto de palabras ha llegado nuestra civilización? ¿A formular preguntas perplejas, sin respuesta, que no tienen ninguna palabra de respuesta?
Hagas lo que hagas, abrir o no abrir una puerta, siempre te sentirás en el lugar equivocado, en el lugar donde no debieras estar, y sin palabras.
El suplente del cronista
Mejor no abrir.
ResponderEliminarDesconfiada
Pues yo soy partidaria de abrir, y que pase lo que tenga que pasar. Que lo destrocen todo de una puta vez..., y que sean felices con este perro mundo, como decía un documental.
ResponderEliminarFuriosa
No hay que rendirse. Abrir a quien debamos abrir. Y en caso de duda, no abrir. Por lo menos, no facilitar las cosas a los violadores de lo ajeno: delincuentes, ciertos banqueros, ciertos políticos, ciertos clérigos y demás bichos.
ResponderEliminarVulnerado
Abrir, siempre abrir.
ResponderEliminarTanto miedo no conduce a nada.
Si se tercia le pego una hostia de aquí te espero y ya está.
Pensemos que el que entre te robará menos de lo que te han robado las cajas, los bancos, la telefónica, las aseguradoras, las multinacionales, etc. estos no llaman al portero automático, con el número de tu cuenta corriente les basta.