miércoles, 13 de mayo de 2009

DE CUANDO LA MUJER NO ERA UN SUJETO

E. L. Kirchner, Marzella, (1909)





















Si nos ponemos antropológicos, queridos "pensionistas", MCM y Nadal, veremos que en las "sociedades antiguas", ancestrales (La sociedad antigua, L.H. Morgan), aun cuando exista un matriarcado para organizar la jerarquía familiar (por ejemplo, para evitar incestos), las luchas por la supervivencia familiar y social están siempre representadas por la agresividad del colectivo de los hombres (y sería impropio hablar aquí de las amazonas mitológicas). Esa agresividad que no se contenta con el territorio propio (como los otros animales), sino que quiere poseer también el territorio de los otros. En el orden natural, parece ser que las plantas invasoras, silvestres, las malas hierbas, o algunas especies de animales, dejan un medio hostil para sobrevivir en otro medio, invadiéndolo si pueden, es cierto, pero no lo hacen para expoliarlo y apropiárselo con voluntad de poder, o incluso para destruirlo como venganza o capricho, a diferencia de lo que sí podía hacer el hombre primitivo y sigue haciendo el hombre moderno.

Creo que la sociedad patriarcal, dominadora y represora de la mujer, tiene su fundamento en esta voluntad de poder y de posesión (Schopenhauer, Nietzsche), la cual también agrede a los otros hombres débiles, a los niños, a los ancianos.
Pero en el caso de la mujer, como en el caso de los niños, el hombre, es decir, la sociedad patriarcal, machista, incluso al comienzo de la era industrial, siempre ha pensado, aunque no lo manifestara en público, que tenía pleno derecho a decidir sobre la vida y la muerte, sobre la explotación social y familiar de las mujeres y los niños. Si los trabajadores masculinos también eran despreciados y utilizados sólo como fuerza de trabajo, las mujeres y los niños eran aún más despreciados y explotados, tanto en la fábrica como, a menudo, en la propia casa (que nunca era propia ni tenía una "habitación propia", como diría Virginia Woolf).
Y de ahí a la agresión física, al maltrato y asesinato, había sólo un paso.

En suma, el hombre rico, era el gran patriarca en todas partes, y el hombre pobre, el pequeño patriarca en su casa, con las mujeres y niños como víctimas propiciatorias de ricos y pobres, en esta sociedad patriarcal, cuya injusticia ha llegado hasta nosotros.

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1 comentario:

  1. De acuerdo en casi todo, y digo casi
    todo porque no estoy de acuerdo con tu interpretación de "la voluntad de poder" de Shopenhauer y Nietzche, pero esto ya sría otro debate más propio de una tarde otoñal.

    Volviendo al tema sobre la marginación y los malos tratos a la mujer, observo como a diferencia de otros abusos que la evolución social ha ido relegando a unos minimos que supongo (temo) inevitables. El reconocimiento de la mujer, aún habiendo mejorado mucho (me refiero al mundo desarrollado), sigue estando mal.
    Creo que uno de los motivos de esta situación es el mantenimiento de la estructura familiar tradicional, por otra parte la crisis que sufre esta institución,
    nos indica su desajuste con la realidad social.
    El problema de la familia y su necesaria reforma solo es atendida
    por colectivos feministas y gais.
    Siendo un problema tan presente que se ha vuelto cotidiano, nos conformamos con los parches legales
    que nos permiten ir tirando, pero
    que no pueden evitar coflictos y
    sufrimientos de consecuencias dramaticas.
    Por otra parte, este fundamento social en precario no hace más que entorpecer la evolución social necesaria, sobre todo en estos tiempos de cambio tan vertiginoso.
    Supongo que a los que nos administran ya les va bien, basta con ver como los más reaccionarios de ellos ponen el grito en el cielo
    cuando se aprueba uno de los parches que antes mencionaba.

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