Fotografía: El Ingenio
Era en la calle Raurich, en la tienda "El Ingenio", donde nos iniciamos en la magia, en el disfraz, en la máscara, cuando los niños se compraban caretas de indios y piratas, de papel pintado, troquelado, con una gomita elástica para la cabeza, mientras los mayores tenían prohibido ir disfrazados por la Rambla, y los pederastas hacían cola en los cines de barrio en busca de niños encantados, que luego se comprarían una careta para ir a caballo por las praderas de la Plaza Real o surcar los mares en un barco pirata del Rompeolas, como en las películas del cine de barrio que veíamos cada semana, en color y en versión española.
El cronista del barrio
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