Dibujo original de san Juan de la Cruz
AL FINAL DE LA ESCALERA,
ARRIBA,
¿HAY ALGUIEN ESCONDIDO?
Cosa es digna de espanto lo que pasa en nuestros tiempos, que cualquiera alma de por ahí, con cuatro maravedises de consideración, si sienten algunas hablas en algún recogimiento, luego lo bautizan todo por de Dios, y suponen que es así, diciendo: “Díjome Dios”, “Respondióme Dios”. Y no es así, sino que ellas mismas se lo dicen y ellas mismas se lo responden, con la gana que tienen de ello.
San Juan de la Cruz, Avisos y sentencias espirituales
Una monja portuguesa
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