CUANDO LLEGA EL VERANO...

"Cuando llega el verano, hagamos el idiota, y seamos un turista más", proclaman los medios de comunicación. Como esos alemanes de Platja d'Aro, que organizan divertimentos de pánico.

En las cadenas de TV nos distraen repitiendo una y mil veces los mismos programas idiotizantes: concursos, series, películas, tertulias, etc... "Lástima -argumentan los programadores-, que no podamos hacer lo mismo con los telediarios, pero la información es la información, y no podemos emitir telediarios para idiotas, aunque estamos en ello. Las guerras son las guerras, y tenemos a los aguafiestas de los refugiados y los terroristas, y, claro, con este material no es fácil hacer programas divertidos para el verano", se lamentan, y nos pasan otro spot de vino tinto y sangría "Don Simón".

En cuanto a los periódicos, mejor suprimir los suplementos culturales en Agosto y ofrecer revistas de verano, no vaya a ser que los pobres cerebros españoles, cuando calienta el sol en la playa, se derritan con la letra impresa y todo se manche de tinta, bañadores y vestidos. Manchados como los programas políticos y económicos, que también son de risa cuando llega el verano (y el resto del año).

Cuando llega el verano, pues, a ver quién triunfa y gana el concurso del Idiota Número Uno del País, un país donde su des-gobierno, dicen, depende no de la responsabilidad de aquellos que pretenden formar gobierno, sino del otro, el más votado de la oposición, que, como es lógico, no quiere ayudar a formar el des-gobierno de sus adversarios, que quieren gobernar y no pueden: 

            María Cristina me quiere gobernar

            y yo le sigo, le sigo la corriente..., 

como cuenta la coplilla que se cantaba en el siglo XIX dedicada a la reina regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias (madre de Isabel II), y a su amante Agustín Fernández Muñoz.

El teatro político del absurdo.