martes, 6 de mayo de 2014

DESHOJANDO LA ENCICLOPEDIA

Cospedal denuncia los ataques "fascistas" que está sufriendo el PPC

"Cataluña, tierra de nazis y fascistas", me dijo ayer el primo de la estanquera, comenta la dueña del bar.
¿Por qué en los últimos tiempos algunos políticos y periodistas usan tanto el vocabulario nazi y fascista cuando hablan de Catalunya?, se pregunta el politólogo.
¿No será que tienen mala memoria?, responde con otra pregunta la nieta del anarquista pacifista.
O que tienen una enciclopedia deshojada, un ejemplar defectuoso, como decimos en las librerías, indica la madre del librero.
"Decíamos ayer...", con estas palabras Fray Luis de León reanudó sus clases en la Universidad de Salamanca al salir de la cárcel, explica el poeta romántico del barrio.

Sorprendente, los más dogmáticos (derechistas o stalinistas) son los que acusan de nazis y fascistas a los otros, apunta el politólogo.
La ley del péndulo, querida, ahora yo, ahora tú, comenta la hermana del informático.
A esto se le llama "dar la vuelta a la tortilla", con patata y cebolla, bromea la dueña del bar.
Ah, en busca del tiempo perdido, como en aquella novela, recuerda el marido de la bibliotecaria.
Tiempo perdido y blanqueado por la mala memoria, interviene la sobrina de la peluquera.
Nosotros, en casa, no blanqueamos nada, señora. Somos demócratas de toda la vida, advierte la cuñada del dentista. Dicen que un tío abuelo mío, comisario, estaba en Burgos, pero de casualidad, veraneando en un mal momento, ya saben, en vísperas del enfrentamiento aquel, nacional, civil o como lo llamen ahora.
No se preocupe. Todos hemos tenido algún comisario político en la familia, interviene la hermana del informático.
Ah, comisarios políticos. Incluso en la mía hubo uno, que no era católico ni protestante, sino budista y estraperlista, confiesa el humorista del barrio. Una ignominia para la familia (por lo de budista, claro)!, exclama.
¿Quién quiere tortilla de patata y cebolla?, pregunta la dueña del bar.
Prefiero una tortilla a la francesa, tostadita, responde el poeta romántico.
Vale, usted siempre dando trabajo!, protesta la dueña del bar.
Yo quiero un pincho de tortilla con cebolla, pide la cuñada del dentista.
¿Y no hay a la catalana?, pregunta la nieta del anarquista.
Sí, redonda y con butifarra, responde la sobrina de la peluquera.
Pues a mí otro de tortilla, pero a la francesa!, exclama el humorista.
Perpleja estoy con tantas variedades, dice la hermana del informático.

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