domingo, 11 de septiembre de 2011

BALADA ESCRITA EN UNA PARED HÚMEDA: 11-S


















Cuenta la balada el caso de un vecino que ocupó la tierra de otro vecino, y así comenzó su imperio sobre las tierras de los otros vecinos.
Los vecinos invadidos organizaron la defensa de las tierras pequeñas contra las grandes.
Hubo derramamiento de sangre, y el caso fue llevado al alto tribunal de aquellas tierras.
Los fiscales y abogados defensores dijeron, entre otras, las siguientes frases:
"El imperialismo viene de un nacionalismo hipertrofiado, que para expandirse ocupa las otras tierras.
Quien tiene poder, lo ejerce.
Contra los inferiores: abuso de poder.
Mientras haya imperialismos en acción habrá nacionalismos como reacción.
¿La concordia entre las tierras?
Siempre que la concordia no sea otra estrategia para seguir explotando las tierras de los otros.
Vencedores y vencidos, mal asunto, sobre todo para los vencidos.
Hasta que el imperialismo se vuelve frágil, se corrompe y es la decadencia del imperio bajo el sol:
entonces sale la luna y los vencidos empiezan a recuperar sus tierras a lo largo de la noche (suprímase el tono poético).
Pero la noche no ha terminado, ni para unos ni para otros.
Es larga y profunda la noche, exclama un vecino.
Falta luz, dice el juez, y el tribunal suspende la sesión bajo la luna menguante (suprímase el tono poético)".

Dicen los vecinos de aquellas tierras que, después de cuatrocientos años, aún se espera el fallo del alto tribunal sobre la propiedad de las tierras. Como el caso interminable del "casalot", el asunto de aquella vieja casa que investigó Dickens, añadió uno de ellos.

El suplente del cronista

3 comentarios:

insurrecta de noche, oficinista de día dijo...

¿A través de la cultura y el diálogo se puede conseguir la libertad? Sí, siempre que la otra parte no te dé con el palo.

indignada dijo...

Entre unos y otros, la casa, el "casalot" sin barrer.

pragmático dijo...

"Casalot", casa desolada, casa vieja, casa destartalada. Pero Catalunya ya no es un "casalot", afortunadamente, aunque falta una buena restauración, eso sí. Contradicciones de las casas viejas.