domingo, 28 de agosto de 2011

EL VALOR DE LA SANGRE NO COTIZA EN BOLSA















Ayer, paseando por unas callejuelas, me encontré con un edificio abandonado en cuyas paredes alguien había escrito unas preguntas, entre dibujos de pájaros y personas muertas:

"Para luchar por la libertad y la justicia, ¿siempre es necesario morir?
¿Por qué los que aparecen después, los dirigentes, no están nunca entre los muertos?
¿Quiénes son, dónde estaban antes, de dónde salen?
¿Por qué los poderosos envían armamento y ayuda desde lejos, desde donde no hay muerte?
¿Por qué hay que morir para vivir, mientras otros viven y se aprovechan de la muerte de los demás?
Si el poder de unos es tanto, tan poderosos que pueden quitar y poner dictaduras o simulacros de democracia a su gusto,
¿por qué no lo hacen por vía política, sin recurrir a la muerte de los demás?
¿Por qué los gobiernos cambian y las multinacionales son las mismas, colaborando con dictaduras y democracias, con pleno derecho internacional y sin la menor vergüenza, legitimadas por el gobierno de turno, el que sea?
¿Por qué la sangre tiene menos valor en el mercado que el petróleo o el oro?
¿Por qué la sangre no cotiza en bolsa y se derrama brutal y gratuitamente en las guerras, sin que nadie reivindique el valor de la sangre perdida?
¿Será la sangre que sobra y que necesitan derramar los más vivos para seguir con el cuento de su vida?
¿La sangre de los que no tienen otra cosa que perder, la sangre de las víctimas, la sangre de los otros?  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Demasiadas preguntas para pocas respuestas....o para respuestas obvias?
Cansada

Miguel González Márquez dijo...

Homo homini lupus