miércoles, 27 de julio de 2011

VIVIR Y MORIR DE MALA MANERA













Cuenta el arte, lo que cuenta son las palabras, la canción, no la vida privada, no la historia personal del artista. Vemos el resultado, valoramos la obra de arte, sin saber apenas nada del escritor, del compositor, de la cantante. Hay artistas devorados por el arte, se han entregado demasiado y han sido consumidos por su propia obra (por ejemplo, Camarón y su cante jondo, entre otros artistas que mueren precipitadamente y que hemos citado estos días).
Bajo el peso de su obra, bajo el peso de su alma, son artistas acosados por el peso de la realidad, "acosados por el excesivo grado de realidad que deben soportar", como escribe Carme Riera. Se han entregado al arte, se han alejado demasiado mientras trabajaban en su creación, y ahora ya no saben cómo volver a la realidad, al peso de la vida cotidina, al mundo de aquí abajo, que a menudo no reconoce, no respeta lo que los artistas están haciendo allá, en la soledad del arte.
Y entonces la sociedad, despreciando el valor del arte, busca y critica las debilidades del artista, hace propaganda de las caídas de una cantante, por ejemplo, o de la mala vida de un poeta mientras andaba a la búsqueda de lo nuevo, de lo desconocido. Han creado una obra, han caído de mala manera en la búsqueda, mientras la creaban, y ahora la sociedad los condena porque no han vivido como los demás, porque no han formado una familia con el mismo confort y las mismas hipotecas que esta misma sociedad les ofrecía.
Han querido ser "diferentes" y han muerto de mala manera. Sin embargo, ahora que ya no están, aprovecharemos durante una buena temporada, dicen, la rentabilidad económica de las obras de esos muertos prematuros, de esos seres extraños que no sabían vivir ni esperar como nosotros, y "han vuelto a lo negro", a la ceniza del lago.

El suplente del cronista

5 comentarios:

el truculento expresionista dijo...

La carne de artista sólo tiene buen precio una vez muerta y bien cortada.

el dadaísta del barrio dijo...

No exageremos. También hay escritores y artistas plásticos (no decir "pintores") que se lo pasan bien, con su agentes, editores, derechos de autor y banquetes de artistas. Los poetas al parecer no lo necesitan, ya que nada reclaman, y prefieren vivir del aire y de sí mismos, en el sosiego del alma. ¿Podríamos decir "antropofagia poética", sin llamar antropófagos ni primitivos a los sufridos poetas?

el artista de la silla dijo...

Está bien. Veo que también hay humor poético. No todo van a ser lamentos, quejas y elegías.

insurrecta de noche, oficinista de día dijo...

Es verdad que la realidad acosa y, al llegar a cierto grado, este acoso destruye a todos, artistas y no artistas. El peso de la realidad, que aplasta.

Anónimo dijo...

AL MENOS LOS ARTISTAS DE MALA VIDA SON COMPRENDIDOS, HONRADOS AL MORIR. LOS OTROS, LOS QUE NO ESCRIBEN, NO HACEN POEMAS, NO PINTAN...AUNQUE SU VIDA SEA MALA, ES DECIR LLEVEN MALA VIDA,NADIE LOS RECUERDA CUANDO MUEREN Y SI ALGUIEN LO HACE ES PARA CRITICARLE, HABLAR MAL DE ÉL O DE ELLA, DE LA MALA VIDA QUE LLEVABA, SIN EXCUSA, POR QUE NO PRECISABA VIVIR ASÍ PARA PINTAR, ESCRIBIR, HACER POEMAS....SOLO PRECISABA LLEVAR ESA VIDA PARA SOPORTAR LO QUE LE IBAN ECHANDO, QUE SEGURAMENTE NO ERA POCO.