domingo, 31 de julio de 2011

PALABRAS PARA AGOTA KRISTOF














Se ha ido la escritora húngara que escribía en francés, Agota Kristof, cuyo nombre, hace tiempo, me escribieron en un trozo de papel Valérie Tasso y Jorge de los Santos.
Ahora se ha ido la escritora que hablaba en una lengua y escribía en otra, se ha escapado por una de aquellas calles donde los niños eran abandonados y después internados en alguna institución o familia de acogida, de mala acogida. Con la infancia rota para siempre y sometida a la maldad, niños muertos que viven y corren, niños muertos sometidos a los abusos de los vivos.
En las paredes resquebrajadas, abundan las palabras escritas con sangre, y gotean sueños malheridos o abiertos en canal. Cuelgan avisos siniestros, señales inútiles para seguir el camino y vivir. Pasos desorientados, extraviados, los habitantes del lugar, los más compasivos, no te matan y te indican caminos de perdición para que te vayas a otro lugar.
La muerte que va y viene por las calles como una más entre los vivos, penetra en las casas, ordena a los vivos que la  sigan y derrumben las paredes, descuarticen a los mayores de la familia y perviertan a los niños allí mismo, en el suelo de  la casa derribada, acostumbrándolos a la sangre.  

El suplente del cronista

5 comentarios:

Ana María Moix dijo...

¿Quién, si no tú, podía honrar a tan gran escritora.? Besos. Ana María.

el suplente del cronista dijo...

Gracias por la lectura, Ana María, seguro que a los personajes de Agota Kristof les hubiera gustado embarcarse con Dulce Jim, en busca de más calles y casas.

insurrecta dijo...

Abusos, soledad atroz, ir de un lado a otro, pisar la sangre y escribirlo, sin metáforas, con todas las metáforas gastadas, escribirlo con la palabra seca, afilada.

el coleccionista de títulos dijo...

"Palabras de sangre", es el título de un libro de G. Papini, un escritor que no tiene nada que ver con Kristof, pero ese título me parece adecuado para definir su obra.

una lectora dijo...

Leerla, recordarla con pocas palabras. Como su autobiografía "La analfabeta", que tiene sólo 52 páginas. No quería recordar nada más.