martes, 14 de julio de 2009

¿DEL SIGLO XVII AL SIGLO XX CUÁNTOS VERANOS HAY?

Marcel Duchamp, Fuente (1917)

















Francisco de Quevedo, Dedicatoria























La Fuente-urinario, de Marcel Duchamp, este ready-made, de porcelana blanca, de una altura de 62,5 cm., cuyo original se extravió y se perdió para siempre en algún basurero, y del cual sólo existen réplicas (destino propio del arte más vanguardista), ¿podría ser considerado como la primera "instalación" del arte moderno? Instalación, reinstalación, nunca mejor dicho, ya que se trata de un objeto des-instalado del lugar que le hubiera sido propio, natural. Con los ready-mades, nos encontramos desubicados, desinstalados en otro lugar, en otro espacio donde el objeto instalado ha perdido su función primera, utilitaria, por la que fue diseñado y fabricado en serie. Ahora estamos, pues, en otra instalación, tanto los objetos como los espectadores.

Apunta Duchamp, entre bambalinas, y haciendo un jaque mate en dos jugadas:
"Hay un punto que quiero dejar muy claro: la elección de estos ready-mades no me fue dictada nunca por deleite estético alguno. Dicha elección se basaba en una reacción de "indiferencia" visual, unida al mismo tiempo a una ausencia total de buen o mal gusto".

Una sospecha: la Fuente-urinario, origen del arte más vanguardista, ¿no estárá por casualidad "instalado" en el lavabo de algún coleccionista de arte moderno? Sin una función utilitaria, por supuesto.

3 comentarios:

albert tugues dijo...

Esperemos que la "Fuente/urinario" siga en paradero desconocido, por su propio bien. Sólo así podrá mantener su "pureza desinstalada". Sería un desastre vanguardista que un coleccionista de arte o un museo dieran con el objeto original, con el ready-made, y que mancillaran la pureza del "objeto" instalándolo en una sala o lavabo para artistas.

Una "instaladora" de objetos sin función

albert tugues dijo...

Todo será "instalación" o no será en la nueva era digital. Cuando casi todo es imagen, cuando casi todo es virtual en los medios de comunicación (realidad física, bruta, des-realizada en pura imagen), la instalación es el recurso físico que le queda al arte para enfrentarse en igualdad de condiciones al imperio virtual, no-físico, de las imágenes de internet y de los medios convencionales de comunicación (prensa, radio, tv, etc.). La tela, el papel, la madera, lo soportes, digamos, tradicionales del arte, no pueden ya con la invasión de la imágenes virtuales. Sólo la estructura de una "instalación" puede ahora enfrentarse, y resistir, a esa invasión, oponiéndose con su propia realidad física, paródica, contra-actual y haciendo de contra-imagen a través del volumen, como antes hacía y aún hace la escultura. La "instalación", pues, vendría a ser la nueva escultura del siglo XXI.

Un espectador de vídeos, performances e instalaciones

albert tugues dijo...

Yo más bien pienso que el futuro del arte, en el siglo XXI, será sobre todo digital. Collage digital, mestizaje de todas las artes en una nueva creación de técnica digital. Nuevos experimentos, nuevas formas, en busca de la gran síntesis del arte, como ya hicieron a su modo en el Renacimiento, o los dadaístas, los futuristas y los surrealistas.

Un futurista