viernes, 2 de enero de 2009

LA CONJURA DE LOS NECIOS

Henry Fuseli, Titania y Bottom (El sueño de una noche de verano)















Vemos con asombro que prosigue, en la Pensión Ulises, la conjura contra los poetas, que no todos son necios ni mucho menos. Pese a lo que diga la Joven compositora, no debemos aceptar que se dude del buen hacer ni de la falta de autenticidad de los poetas. Los poetas ya cumplen con su función siendo buenos poetas, escribiendo buenos y medidos poemas, y dejemos el "compromiso cívico", el compromiso intelectual para otros escribientes más interesados en la función social de sus obras. El poeta, digan lo que digan los de la conjura de los necios, tiene algo de "mágico", de "misterioso", que no tienen los otros escritores o artistas, y esta "cualidad iluminada" les permite ver y oír lo que el común de los mortales no puede ver ni oír. La palabra poética no es palabra de prosa, ni de conversación, ni de denuncia social: la palabra poética es palabra de "revelación", de desvelamiento del sentido oscuro de la realidad y las cosas. Es la palabra, no sagrada, no adivinatoria, pero sí la palabra que dice lo que las otras palabras no dicen. La palabra poética es la palabra por antonomasia.

En defensa de la poesía, os mandamos esta nota un grupo de poetas -no tan jóvenes seguramente como la Joven compositora- que nos sentimos menospreciados en nuestro quehacer e injuriados casi en la vida privada, con insinuaciones de mal gusto sobre nuestro comportamiento personal, poético y cívico.

Once firmas de Poetas Líricos

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