Dicen en el barrio que hace diez años se construyeron unos bloques de viviendas para una colonia de gitanos (¿está prohibido escribir la palabra "gitano"?) y otras personas necesitadas de vivienda. Una noche de Navidad, después de oler mal, a gas, durante días y días, hubo una explosión con varias personas muertas y bastantes heridos.
Y ahora, en medio del cuento, las autoridades de allá y de aquí, después de largas meditaciones, han llegado a la conclusión de que hay que modernizar las infraestructuras y las viviendas siniestradas del barrio. ¿Pero no habían dicho que se trataba de un bloque de viviendas contruidas hace sólo diez años?
Es por eso que, al final de este cuento, la sociedad, los municipios, algunas emisoras de radio y tv, prensa y demás medios bien informados, continuaron sin sorprenderse, sin decir esta boca es mía. Y dicen que las autoridades, dando ejemplo de responsabilidad y diligencia, reconstruyeron pasadas las Navidades el alcantarillado, las conducciones y las viviendas siniestradas, cuyos cimientos -aseguró un portavoz- podrán soportar al menos el paso de otros diez años, es decir, cuando las autoridades responsables ya sean otras.
Con todo, algunas familias hicieron de tripas corazón, volvieron a los pisos reformados, algunos se casaron y tuvieron hijos. Pero por las noches siempre se olía mal, como a gas. Desde entonces era como si vivieran en el interior, no de sus casas, sino de un mal sueño.
El Coyote del barrio de La Mina
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