viernes, 31 de octubre de 2008

Recado de Granada o la fuente de los leones que custodian a la dama

Nada más asomarme a la habitación del piso catorce del hotel descubro que la belleza y la armonía del pasado no enseñan nada a los constructores del presente. Delante se alza una mole tan polifémica como la que me aloja, aunque esta tenga la virtud —para mí— de que no la veo. Se trata de un edificio obeso, avejentado, dispar y de una fealdad que requiere una cierta contemplación para encajarla. Esta es una de las Granadas que uno encuentra: una ciudad fea, provinciana, chusca, poblada de edificios que tal vez firmaron los arquitectos de nota más baja en su promoción. De hecho, esta Granada no es diferente a muchas otras ciudades españolas que han crecido amparadas por una burguesía torpe, conformista, insulsa e ignorante. En Granada, sin embargo, que tiene enfrentadas las dos laderas más hermosas del país, el crimen resulta pavoroso. La Alhambra y el Albaycín, cara a cara, como dos enamorados de la belleza del otro, se contemplan extasiados. Y uno corre de una ladera a otra sin saber con cuál quedarse. Desde la Torre de la Vela el Albaycín es un barrio de una armonía que emociona. Desde el mirador de San Nicolás, la Alhambra —enmarcada por las cumbres nevadas de la sierra y rodeada de una frondosidad de acuarela— muestra una imagen tan grandiosa que da la impresión de que no cabe en la realidad. Un poco más allá de este encuentro de enamorados entusiastas uno de otro, las dos laderas cambian sus papeles dramáticos. La que mira al norte continúa pletórica de una vegetación feraz y desmesurada. En la ladera opuesta, cara al sur, sólo crecen chumberas y matorrales ratizos. En los pliegues del monte se ven las puertas —de diversos grados de pobreza, algunos de gran dignidad, pero otros adscritos al aluminio como si se tratara de puertas de un bloque cualquiera— de las cuevas. El Sacromonte posee aspereza, sequedad, carencia y penuria. Frente a frente, el vecino rico del norte y el vecino pobre del sur: parece un tópico y sin embargo cabe en una misma mirada sobre el barranco que traza el Darro al entrar en Granada. ¿Con qué Granada se quedará mi alma? No con la fea y provinciana, desde luego, pero tampoco con la laberíntica musulmana, ni con la lujosa nazarí… Mi corazón se queda en el Sacromonte, a las puertas de una cueva, escuchando cómo el caldero se moldea con golpes secos sobre el metal. Como el poema.
JAC

MODOS DE ENSAYAR: ¿FUE OCTAVIO PAZ QUIEN ASESINÓ A T.S. ELIOT EN LA CATEDRAL?


Chagall, El poeta tendido
Las “Baladas líricas”, aun habiendo sido publicadas en conjunto para abaratar costes dada la escasez de medios económicos de Wordsworth y Coleridge, y pensando también en obtener después, con un poco de suerte, algún beneficio monetario que les permitiera hacer algún que otro viaje exótico más allá de los lagos, son, aparte las anécdotas, el renovador “manifiesto poético” del primer romanticismo inglés, con sus prefacios y baladas. Un libro, publicado anónimamente por los dos autores, de nueva poesía, una poesía narrativa que, sin dejar de ser musical, “cuenta” cosas con otro tipo de lenguaje, ya plenamente moderno, usual y culto a la vez: experiencia existencial y nueva experiencia poética con el lenguaje común, de cuya fusión surgen los primeros poemas románticos. Como indica T.S. Eliot, en “Función de la poesía y función de la crítica”:

Los poemas de Wordsworth no fueron peor recibidos de lo que versos de parecida novedad acostumbran. Recuerdo yo una época en que una cuestión de lengua poética estaba también en el aire, cuando Ezra Pound proclamó: “la poesía ha de estar tan bien escrita como la prosa”, y él y sus compañeros fuimos calificados de “bolcheviques literarios” por un escritor del “Morning Post”, y de “ilotas borrachos” (con una intención que siempre se me ha escapado) por Arthur Waugh. Creíamos nosotros, empero, restaurar viejos cánones más que predicar nuevas herejías. Cuando Wordsworth dice que se propone “imitar y, en lo posible, adoptar el verdadero lenguaje de los hombres”, no hace sino repetir con otras palabras lo que Dryden ya había dicho y defender la misma causa que éste había defendido.

A propósito de esto, recordemos un poco a a T.S. Eliot, muy irónico siempre, que trata a los poetas estudiados como si los tuviera reunidos en casa, cenando, hablándoles de sus virtudes y defectos como poetas, pero sin olvidarse tampoco de los propios y guiñando un ojo a a “la pulga” de John Donne. Por ejemplo, hablando de John Donne también en “Función de la poesía y función de la crítica”, dice así:

En los últimos años, Donne nos ha parecido un sorprendente ejemplo de estilo coloquial. ¿Quizá Wordsworht y Coleridge hicieron justicia a Donne? No. Llegado el momento de enjuiciar a Donne –y a Cowley-, ambos se dejaron llevar de la mano de Samuel Johnson (que subestimaba a Donne): eran tan dieciochescos como los demás, salvo que donde el siglo XVIII encontraba falta de elegancia (en la poesía), los poetas lakistas encontraban falta de pasión. Y mucha de la poesía de Wordsworht y de Coleridge era tan hinchada, artificiosa y elegante como un entusiasta del siglo XVIII la pudiera desear. ¿A qué entonces tanto ruido? -concluye Eliot de modo sublime e irónico.

Eliot siempre sabe romper la seriedad estéril del discurso cuando éste corre el riego de volverse dogmático, ampuloso, inflexible. Octavio Paz como ensayista y poeta aprendió mucho de Eliot, aunque Paz es más sintético y sentencioso al ensayar, más conceptual. Eliot es más próximo, de intuición e iluminación geniales y divertido. Sobra decir que Eliot apreciaba a Wordsworth y a Coleridge (aunque menos que a Shakespeare), pero su amor no era nunca para siempre, incondicional, ni estaba sometido a ejercicios beatificadores, a una ñoña admiración, a una ceremonia de elogios. Octavio Paz, a su lado, se deja llevar demasiado por la admiración a los escritores sobre los cuales ensaya. Eliot descubre, propone y duda razonable, irónicamente, sobre la materia poética y los modos que investiga. Octavio Paz, en cambio, sintetiza, conceptualiza de una manera clara, de magistral transparencia, eso sí, pero sentencia majestuoso, para siempre, como si hubiera llegado ya al final del camino. Demasiado divinal quizá. Por el contrario, Eliot camina, mira a todas partes, adivina y reflexiona, pero al ensayar le viene una ironía dubitativa sobre una frase o un verso, una ironía iluminadora, creadora de conocimiento, y la aprovecha: no se preocupa de llegar cuanto antes al final del trayecto. Prefiere ir solo, a su aire, a su aire poético, aunque “abril sea el mes más cruel” en ese trayecto y los pies se embarren por el camino.

En suma, Eliot habla en el comedor con sus poetas reunidos alrededor de una mesa, y de pronto, entre plato y plato, surge un destello de ironía, una iluminación crítica. Mientras, Octavio Paz está en la cocina estableciendo el orden de los platos a servir, supervisa la jerarquía de los vinos y se demora discutiendo socráticamente con el cocinero, y al final no le llega a los oídos la última ironía erudita de T.S. Eliot -que responde a una frivolidad de uno de los ficticios comensales, hablando sobre “las necesidades fisiológicas de Leopold Bloom como estructura básica del Ulises", de James Joyce. Le responde Eliot:

En este punto quisiera hacer algunas reflexiones sobre la molesta cuestión de la oscuridad. Las dificultades de una poesía (y la poesía moderna se considera generalmente difícil) puede deberse a una de varias razones. Primero, a causas personales que hacen imposible al poeta el expresarse en un modo que no sea oscuro: aunque ello es de lamentar, hemos de alegrarnos de que al menos haya podido expresarse. Puede también deberse simplemente a la novedad; ya sabemos cómo se ridiculizó a Wordsworth, Shelley, Keats, Tennyson y Browning, uno tras otro; he de observar, no obstante, que fue Browning el primero a quien se calificó de difícil: críticos hostiles habían encontrado difíciles a los poetas anteriores, pero les habían llamado tontos.

T.S. Eliot, Función de la poesía y función de la crítica
(trad. J. Gil de Biedma, Seix Barral, Barcelona, 1968)

AT



miércoles, 29 de octubre de 2008

Spem In Alium - Thomas Tallis

Pere Gastó, Conspiradores
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YouTube - Spem In Alium Thomas Tallis


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VIDAS
III
En un desván, donde fui encerrado a los doce años, conocí el mundo, ilustré la comedia humana. En una bodega, aprendí la historia. En alguna fiesta nocturna, en una ciudad del Norte, encontré a todas las mujeres de los antiguos pintores. En un viejo pasaje de París, me enseñaron las ciencias clásicas. En una magnífica mansión cercada por el Oriente entero, llevé a término mi inmensa obra y pasé mi ilustre retiro. Revolví mi sangre. Mi deber me ha sido perdonado. Ya no es preciso pensar más en ello. Realmente soy de ultratumba, ¡y nada de encargos!
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Rimbaud, Iluminaciones
(trad. C. José i Solsona, Taifa Ed., Barcelona, 1985)

GEORGES BRASSENS- Supplique pour être enterré... (sub. es.)

YouTube - Georges Brassens - Supplique pour être enterré... (sub. es.)


OTRA BALADA

Aquí termina el testamento,
y acaba, del pobre Villon.
Venid a su entierro
cuando oigáis el carillón,
vestidos de rojo vivo,
pues murió mártir de amor;
esto juró sobre un cojón suyo,
cuando iba a partir del mundo.

Y bien creo que no miente,
pues fue perseguido como un cerdo,
odiado por aquella a quien amaba;
tanto que, de aquí al Rosellón,
no hay arbusto ni broza
que no tuviera -esto lo dijo sin mentir-
un jirón de su ropa,
cuando iba a partir del mundo.

Así es y de tal forma,
que cuando murió no tenía más que un harapo.
Y lo que es más, al morir, de mala manera
le picaba el aguijón del Amor;
más agudo que punzón
de talabartero se lo hacía sentir,
de eso nos admiramos,
cuando iba a partir del mundo.

Príncipe, gentil como azor,
sabed lo que hizo al marcharse:
se echó un trago de vino tinto,
cuando iba a partir del mundo.


François Villon, El testamento
(trad. Carlos Alvar, Alianza Ed., Madrid, 1980)


martes, 28 de octubre de 2008

UNA BALADA PARA HOY

EL CIRUELO

En el patio hay un ciruelo
que no se siente menor.
Para que nadie lo pise
tiene una reja alrededor.

No puede crecer,
pero él siempre sueña con ser mayor.
Aunque nunca podrá serlo
recibiendo tan poco sol.

Duda si será un ciruelo
porque ciruelas no puede dar.
Pero se adivina en la hoja
que es un ciruelo de verdad.

Bertolt Brecht, El ciruelo (variación sobre una trad. de Jesús López Pacheco)

AT

De lo inevitable



Una idea, un personaje, un universo que se inventa, que nace de un proyecto en el cual todos los elementos parecen estar dispuestos de un modo definitivo. Sin embargo, algunas veces aquel que fue pensado como protagonista pasa a un segundo plano cuando de pronto emerge otra figura que parece haberse saltado las reglas del juego y toma el papel principal. ¿Quién recuerda ya a Philip Rembrandt (alias Neutrón, crítico de arte e investigador ocasional que en su juventud tenía la capacidad de paralizar personas si las miraba fijamente cual Medusa)? Sin embargo, Valentina Rosselli, que surgió como contrapunto a Rembrant pervive aún en nosotros como un icono representativo de una época.



Los mundos de Lovecraft o Dunsany se actualizan hasta configurar un retrato de las fantasías de una modernidad en la que lo onírico pone de manifiesto los deseos íntimos, la consecución de paraísos más oscuros, casi al alcance de la mano. Los años setenta y su búsqueda de la emancipación femenina a través de una sexualidad compleja aflora en los cómics de Valentina, obra del gran Guido Crepax, de un modo paradigmático.



La narración se nutre del punto de vista cinematográfico influido por la estética de un Pudoukin o Alain Resnais. La fragmentación de las viñetas que permiten la fijación de la vista en minúsculos cortes de la figura humana, son capaces de transmitir toda la fuerza y sugestión para que el lector, acompañado de la mano de Crepax, siga los pasos de las aventuras de Valentina y su "mise en abîme" de historias dentro de otras historias que, como un rosario, actúan de mantra que nos adentra en otro mundo, un mundo imposible, sólo soñado, sólo deseado.



Existen personajes en busca de un autor, la aparición de otros es, simplemente inevitable. Poseen la voluntad de existir y corren ríos de tinta por sus venas.


más Crepax en: http://www.youtube.com/watch?v=oBkvfHbLR4M&feature=related

Sintagma in Blue

EN LA CALLE O EN LA CARRETERA


















Concha Ibáñez, Calle de Nueva York


La poesía es lo que puede escucharse en las alcantarillas
las actuales bajadas al infierno de Dante

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Es una bombilla colgando
en un albergue para vagabundos
que alumbrara una desnudez
de mentes y corazones

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Es el zumbido de las polillas
cuando revolotean alrededor de la llama


Lawrence Ferlinghetti, ¿Qué es poesía?
(trad. Jesús Aguado, Ed. Juan de Mairena, Córdoba, 2007)


Más allá de la carretera, cruzados los bosques y detrás de una montaña rocosa, cerca ya del mar, nacen las calles donde refulge el cartel luminoso de la:

Pensión Ulises


lunes, 27 de octubre de 2008

Laura P. Vernetti,
Lo que quiero ser
(Las habitaciones desmanteladas, Ed. de Ponent, Alicante, 1999)






















Mallarmé, Un golpe de dados (trad. Cintio Vitier, del libro-homenaje Cien años de Mallarmé, Ed. Igitur, Montblanc, 1998)

YouTube - Runaway Horses-by Philip Glass


DE LA BELLEZA

“Las imágenes más bellas, las notas más sublimes, se componen, se descomponen.

Sólo una belleza permanece, una gran belleza que pasa de una forma a otra, en constante apertura, en constante cambio. Pero es verdad que no se la puede retener eternamente, ni exponerla en museos, ni fijarla en notas musicales, y después llamar al viejo y al joven para que se embelesen y banalicen opinando sobre ella. Hay que amar a la humanidad para adentrarse en el propio ser de cada uno; así nadie nos resultaría demasiado simple, demasiado feo, sólo entonces nos será revelado: el rostro más insignificante causa una impresión más profunda que la mera sensación de belleza. Y se puede dejar que las formas salgan de sí mismas, sin tener que copiar en ellas nada del exterior donde, por el contrario, ni fluye la vida, ni se tensan los músculos, ni el pulso late.”

Georg Büchner, Lenz (variación sobre una trad. de Mª.T. Ruiz Camacho, Nórdica Libros, Madrid, 2006)

AT

sábado, 25 de octubre de 2008

HUMOR NONSENSE, II





















M. Vázquez Montalbán, Manifiesto subnormal (Ed. Kairós, Barcelona, 1970)


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ESCALERAS


No pensamos demasiado en las escaleras.


Lo más bonito de las casas antiguas eran las escaleras. Y son lo más feo, lo más frío, lo más hostil, lo más mezquino de los edificios de hoy en día.


Deberíamos aprender a vivir mucho más en las escaleras. Pero, ¿cómo?

Georges Perec, Especies de espacios (trad. J.C., Montesinos Ed. Barcelona, 2007)


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INUTILIDAD

Pero, o mucho me engaño, o acabo de escribir un capítulo inútil.

Machado de Assis, Las memorias póstumas de Blas Cubas, cap.CXXXVI completo (trad. J.A.C., Montesinos Ed. Barcelona, 1985)

AT




viernes, 24 de octubre de 2008

EXPERIMENTACION EN LITERATURA Y ARTES PLASTICAS

Estamos viviendo una época de corrección, de coherencia, de vuelta a un clasicismo, de aprendizaje e imitación de otras épocas ya consagradas, contra las tendencias a la experimentación, a la propuesta de nuevos lenguajes, a lo heterogéneo, al exabrupto fuera de lugar, y a la inventiva.
Toda época ha propuesto un aprendizaje de épocas pasadas, pero ante todo ha propuesto una nueva mirada y una nueva estética.
Nos encontramos, sin embargo, en un período (demasiado largo) de respeto a un pasado literario, de un aprendizaje más que de una inventiva y de un sopor cómodo pero repetitivo.
Tanto en Literatura como en otras artes. Yo tengo un montón de páginas de narración ilustrada experimental en un cajón y con alguna de ellas he tenido que esperar quince y hasta veinte años para verlas publicadas y elogiadas.
¿ Hasta cuando ?


LP

YouTube - Lou Reed & John Cale - Nobody But You

YouTube - Lou Reed & John Cale - Nobody But You

YouTube - Bob Dylan & Tom Petty Knockin' On Heaven's Door


Heaven's Door
El hombre del periódico, Magritte

jueves, 23 de octubre de 2008

HUMOR NONSENSE PARA LOS DISPARATES DEL SIGLO XXI (I)



Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas (cap. V, Consejos de una Oruga, donde se hace una parodia del poema de la "experiencia", El consuelo de la vejez y de cómo lograrlo, del poeta romántico Robert Southey. Ilustraciones: John Tenniel, trad. Jaime de Ojeda, Alianza Ed., Madrid, 1970)






Había una vez una niña en Praga
cuyas respuestas fueron siempre vagas.
Cuando ellos dijeron: "¿Qué es esto? ¿Un sombrero?"
-"Acaso", contestó
como un oráculo la niña de Praga.

Edward Lear, El ómnibus, sin sentido (trad. Leopoldo María Panero, Ed. Alberto Corazón, Madrid, 1972)
AT











miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Y usted cuándo lee?

Este fragmento que leo sobre el “ecologismo libresco” me recuerda un asunto que me preocupa bastante: el de la lectura. La cualidad cada vez más próxima a la inutilidad de la lectura libre (la no condicionada por tareas profesionales) ha invadido la sociedad bien pensante de mala conciencia. Y en lugar de decir lo que todo el mundo piensa: que leer un libro no sirve para nada más allá de lo que sirve ver un rato la televisión (es decir, entretenerse un poco, aunque como entretenimiento resulte más cansado); la sociedad ensalza y trasciende la lectura casi como un hecho ritual o simbólico. Hasta hace poco no me parecía mal: la idealización de la lectura mantiene con vida la agónica industria editorial. En la industria editorial, pensaba, los libros comerciales amparan la edición de los libros literarios, no siempre comerciales. Vale la pena no marear el asunto, no sea que se descubra lo que todo el mundo ve. Sin embargo, empiezo a comprobar que el ensalzamiento de la lectura, de la Lectura, es un activo carcinoma que va cubriendo el tejido social con sus ruedas de molino. Por ejemplo: quienes deberían leer por jerarquía cultural dicen que sólo leen clásicos griegos. Bien. Quienes leen el último best-seller de la industria editorial se sienten orgullosos de sí mismos: la sociedad entera encomia su gesto. Mejor. A quien le gustaría leer pero no puede por cuestión de horario, dice que ha leído y se le admite sin problemas en el club de prestigio: tiene el mismo carnet que los que le admiten. Fantástico. Todo se asienta en la virtualidad. Leer es una tarea virtual: uno no necesita abrir un libro y pasar página a página el artefacto para leer. Y la Lectura cada vez es más importante en nuestra sociedad… que, miren las calles, los horarios, los hábitos, las audiencias, las tecnologías… ¿cuándo demonios se lee? ¿O es que en realidad lo que no se hace son otras cosas que…?
CC

EL ECOLOGISMO LITERARIO




El concepto de ecologismo, como tendencia social que denota la preocupación por la conservación del equilibrio del entorno natural; como prerrogativa necesaria para la continuidad en condiciones aceptables y sostenibles de la sociedad, se puede trasladar a los ámbitos no materiales de las actividades humanas. La idea es aplicar este concepto, el de ecologismo, a la actividad artística del ser humano (aunque aquí sólo se hablará de la vertiente literaria).

El ser humano experimenta, de forma natural y espontánea, la necesidad de proyectar sus inquietudes, emociones, sentimientos o ideas a través de formas externas. Esta necesidad (un grado más allá del simple acto comunicativo) es el impulso artístico, el cual, en las sociedades adelantadas (aquéllas donde las personas han alcanzado un grado de bienestar suficiente, y un elevado nivel cultural), se generaliza en anchas capas de la población, de manera tal que hay una gran producción de objetos artísticos (este concepto se refiere a aquello concebido y realizado a partir del impulso creativo, sin tener en cuenta el grado de elaboración o de perfección del objeto resultante).Cuando este proceso se realiza a través de la palabra, aparece la literatura. Entiendo la literatura como el conjunto de objetos definidos en la exposición anterior, que se producen de forma espontánea en la sociedad, y es en este marco que se sitúa mi tarea como "editor".

En este sentido, creo que es bueno y necesario diferenciar entre creación literaria e industria editorial, que son cosas prácticamente opuestas. La industria editorial, como cualquier industria, se rige por criterios económicos y tiene como objetivo la obtención de los máximos beneficios para sus propietarios o accionistas; por eso mismo, no tiene en cuenta para nada la necesidad cultural de la sociedad, sino que genera sus productos en función del mercado comercial. Los productos que resultan (cuya utilidad no discuto, no me interesa y tanto me da) se sitúan en el ámbito del entretenimiento, ya que al fin y al cabo ésta es su finalidad. Se producen y distribuyen masivamente, con un enorme aparato propagandístico que magnifica las virtudes y oculta los defectos ... Esto, que no es la literatura, crea paradójicamente un espejismo de literatura que produce esa misma sociedad, ya que tiende a imitarla, tanto en las formas como en el fondo. En este proceso, aquello propio, natural de la literatura, se degrada y desvirtúa.
Por eso hay que hablar ya de un ecologismo literario.
(Continuará -quizás)...

(Traducido del catalán)

Jesús Aumatell

L'ECOLOGISME LITERARI

El concepte d’ecologisme, com a tendència social que denota la preocupació per la conservació de l’equilibri de l’entorn natural com a prerrogativa necessària per a la continuïtat en condicions acceptables i sostenibles de la societat, es pot traslladar als àmbits no materials de les activitats humanes. La idea és aplicar aquest concepte, el d’ecologisme, a l’activitat artística del ser humà (tot i que aquí només es parlarà de la vessant literària).

El ser humà experimenta, de forma natural i espontània, la necessitat de projectar les seves inquietuds, emocions, sentiments o idees a través de formes externes. Aquesta necessitat (un grau més enllà del simple acte comunicatiu) és l’impuls artístic, el qual, en les societats avançades (aquelles on les persones han assolit un grau de benestar suficient, i un elevat nivell cultural), es generalitza en amples capes de la població, de tal manera que hi ha una gran producció d’objectes artístics (aquest concepte refereix allò concebut i realitzat a partir de l’impuls creatiu, sense tenir en compte el grau d’elaboració o de perfecció de l’objecte resultant).
Quan aquest procés es realitza a través de la paraula, s’esdevé la literatura. Entenc la literatura com el conjunt d’objectes definits en l’exposició anterior que es produeixen de forma espontània en la societat, i és en aquest marc que se situa la meva tasca com a “editor”.

En aquest sentit, crec que és bo i necessari diferenciar entre creació literària i indústria editorial, que són coses pràcticament oposades. La indústria editorial, com qualsevol indústria, es regeix per criteris econòmics i té com a objectiu l’obtenció dels màxims beneficis per als seus propietaris o accionistes, i per això no té en compte per a res la necessitat cultural de la societat, sinó que genera els seus productes en funció del mercat comercial. Els productes que en resulten (la utilitat dels quals no discuteixo, no m'interessa i tant me fa) se situen en l’àmbit de l’entreteniment, ja que al capdavall aquesta és la seva finalitat. Es produeixen i distribueixen massivament, amb un enorme aparell propagandístic que en magnifica les virtuts i n’oculta els defectes... això, que no és la literatura, paradoxalment crea un miratge en la literatura que produeix la societat, ja que tendeix a imitar-la, tant en les formes com en el fons. En aquest procés, allò natural es degrada i desvirtua.
Per això cal parlar d’un ecologisme literari.
(Continuarà -potser)...


(Imagen: Rama de ciruelo, fondo verde, Matisse)

martes, 21 de octubre de 2008

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?, O LA TEORÍA DE LOS RINOCERONTES





Ayer noche, al volver a casa, en el rellano del piso 1º 2ª me encontré con el vecino más inquieto de la comunidad, el cual, de pronto, agarrándome por el cuello de la camisa, sin dejarme apenas respirar, me arrojó contra la pared mientras me hacía esta pregnta: ¿Por qué se "debe" ser moderno y vanguardista en materia de música y artes plásticas (conciertos de música contemporánea, exposiciones y performance de pintura, escultura, vídeo...), y, por el contrario, está bien visto e incluso es conveniente ser clásico, tradicional en literatura, es decir, en narrativa y poesía? ¿Cuál es la razón de esta diferencia en la valoración?, respóndeme, maldito vecino del 4º 3ª.
El otro día, sin ir más lejos -me dijo-, sufrió vejación y un principio de empujón en una librería céntrica de la ciudad al pedir información sobre Las sillas, de Ionesco, una obra de teatro breve que quieren ensayar en el ateneo del barrio para recaudar fondos.
Era ya muy tarde, la verdad es que no supe qué responderle a aquellas horas de la madrugada. Pero he pasado una noche de insomnio, de perros o, mejor dicho, viendo y contando rinocerontes por todas partes, miles de rinocerontes alrededor de mi cama y más allá.

(Imagen: Tachado de la lista, de Paul Klee)
AT

YouTube - "Cold Cold Ground" - by Tom Waits


Hopper

lunes, 20 de octubre de 2008

PROSIGUE EL DEBATE: POESÍA AMATORIA ESCRITA EN UNA PENSIÓN DE LA CALLE DEL CARMEN POR JEAN GENET


EL CONDENADO A MUERTE
(
Fragmento del poema que Jean Genet dedicó a la memoria de su amigo Maurice Pilorge, ejecutado el 17 de marzo de 1939)

El viento que en los patios arrastra un corazón;
un ángel que solloza suspendido de un árbol,
la columna de azul a la que envuelve el mármol,
alumbran en mi noche salidas de emergencia.

Un pájaro que muere y el sabor a ceniza;
el recuerdo de un ojo dormido sobre el muro
y el dolorido puño que amenaza el azul,
al cuenco de mis manos hacen bajar tu rostro.

(...)

Desde allí siembras, regio, blancos encantamientos,
copos sobre mis páginas, en mi muda prisión:
lo espantoso, los muertos en sus flores violetas,
la parca con sus gallos, sus espectros de amantes.

(...)

Evoquemos, Amor, a cierto duro amante,
enorme como el mundo y de cuerpo sombrío.
Nos fundirá desnudos en sus oscuros antros,
entre sus muslos de oro, en su cálido vientre.

(...)

Las solemnes mañanas, el ron, el cigarrillo...
Las sombras de tabaco, de prisión, de marinos
acuden a mi celda, y me tumba y me abraza
con grávida bragueta un espectro asesino.

(...)

Del tan temido cielo de los crímenes
de amor viene este espectro. Niño de las honduras,
nacerán de su cuerpo extraños esplendores
y perfumado semen de su verga adorable.

(...)

¡Oh, quemadme, matadme, almas que yo maté!
Miguel Ángel exhausto, en la vida esculpí,
mas la belleza siempre, Señor, yo la he servido:
mi vientre, mis rodillas, mis anhelantes manos.

(...)

¡No tiemblo ya, Señores! Si rueda mi cabeza
en el fondo del cesto con los cabellos blancos,
mi pija para gozo en tu grácil cadera
o, para más belleza, mi pichón, en tu cuello.

(...)

Solicito a la muerte la paz, los largos sueños,
un canto de querubines, sus perfumes y cintas,
Angelotes de lana en tibias hopalandas,
y aguardo oscuras noches sin soles y sin lunas
sobre landas inmóviles.


Jean Genet, Poemas (trad. A. Martínez Sarrión, Visor, Ed., Madrid, 1981)

AT

domingo, 19 de octubre de 2008

YouTube - Glenn Gould plays Bach

YouTube - Glenn Gould plays Bach

YouTube - Desolation Row - Bob Dylan
















(Fragmento final de la letra de la canción)

Orgulloso de ser el Neptuno de Nerón,
el Titanic zarpa al amanecer,
todo el mundo está gritando:
“¿De qué lado estás tú?”
Y Ezra Pound y T. S. Eliot
luchan en el puesto de mando,
mientras cantantes de Calipso se ríen de ellos,
y pescadores sostienen flores
entre las ventanas del mar
donde abundan amorosas sirenas.
Y nadie tiene que pensar demasiado
sobre la Vía de la Desolación.

Sí, ayer recibí tu carta,
(justo cuando se rompió el llamador),
y me preguntas cómo me lo montaba,
si aquello era algún tipo de broma:
toda esa gente que he mencionado,
sí, sé que están completamente lisiados,
tuve que rehacer sus caras y darles otro nombre a todos.
Ahora mismo no puedo leer muy bien,
no me envíes más cartas, no,
no, a menos que las envíes
desde la Calle de la Desolación.

LA MODERNIDAD DE LA POESÍA AMATORIA, SEGÚN FRAY LUIS DE LEÓN

"Mas lo que se sigue, no sé cómo las compañeras de la esposa, ni de dónde lo pudieron adivinar. Dicen:

El tu ombligo como taza de luna que no está vacía. Vaso de luna, es decir, hechura de luna; esto es, perfectamente redondo. “Mixtura”, entiéndese de vino mezclado con agua y templado. Quiere decir: sobre estas dos hermosas columnas de tus piernas se asienta el edificio de tu persona. La primera parte de él es el ombligo y vientre tuyo, el cual está muy hermosamente proporcionado, porque no parece sino una taza tan redonda como la luna , y que esta taza está siempre llena de mixtura, que es vino aguado para beber; así, ni más ni menos es el tu vientre redondo y bien hecho, ni flojo ni flaco, sino lleno de virtud que nunca le falta, y para más declarar esta loa del vientre, torna a decir:

Tu vientre como montón de trigo rodeado de violetas, y es muy gentil apodo éste, porque el montón de trigo está por todas partes redondo, e igual en redondez, que en ninguna parte de él hay hoyo ni seno alguno, porque luego los granos lo hinchen, y así dice: ser de todas partes lleno y levantado el vientre de la esposa. Por el ombligo, como por parte, entiendo el vientre que Aristóteles y Galeno llaman inferior, que es así redondo; la parte más alta que toca en el estómago y se avecina del pecho, es de quien dice: tu vientre como montón de trigo cercado de violetas, que es añadir hermosura a hermosura. Suben del vientre a los pechos viniendo por su orden en la fábrica del cuerpo".

Fray Luis de León, en su versión y comentario de los versos del cap. VII de El Cantar de los Cantares.

(Por fragmentos como éste, Fray Luis tuvo que “dar respuesta” a las autoridades eclesiásticas desde la cárcel, en el año de 1573).

AT

sábado, 18 de octubre de 2008

Agua no potable

En un encuentro sobre Machado de Assis que se ha celebrado estos días en Madrid, el profesor portugués Abel Barros Baptista realizó una reflexión muy interesante. En la época de Machado de Assis todos los escritores sabían lo que tenían que hacer: crear y ensalzar la identidad de un país recién creado. En este contexto, la obra de Machado de Assis supone una absoluta reivindicación de la libertad individual para la creación. Pasado cien años, esta cuestión plantea cuestiones muy interesantes —reflexiona Barros Baptista— como el hecho de que Brasil haya designado como escritor representante de la identidad nacional al escritor que más radical defensa realizó de la identidad individual. Machado de Assis, que adelantó todas las tensiones del siglo que le vio morir —hoy hace cien años y tres semanas—, también acertó en esta profunda contradicción del presente: una sociedad que sacrifica al individuo siempre en favor de unos valores colectivos, que han forjado individualidades radicales. Esta recuerdo de Machado de Assis viene a cuento de nuestro debate sobre la poesía amatoria. No le gusta a Juan Pablo Roa que abuse de la sociología. Una obra, me dice, empieza y acaba en las páginas que se abren y cierran como puertas (¿de pensión?). Bien, es muy interesante esta cuestión. Es un concepto altamente social y colectivo comprender las obras por cuanto objetivamente hay en ellas de valioso. Encomio a quien así piensa. Es de hecho el pensamiento que ha creado la corriente crítica más determinante de nuestro siglo pasado. Pero también en la crítica, creo yo, cabe asumir el legado de Machado de Assis: la libertad de comprensión de los textos. Y en virtud de ella, entender un libro no como un universo de signos escritos, sino como un universo de referencias heterogéneas, entre las que se mezclan el diálogo de lo leído con el acervo lector de quien lee, la simpatía o antipatía que despierten sus actos públicos o privados (¿dónde estará ya la frontera?), los paradigmas y modelos literarios en los que el lector crea o descrea, el cansancio de la tarde en que le tocó en suerte que abriera el libro, el desprecio o la mirada cómplice de la persona que se lo vendió o regaló, el acierto del editor al colocar una ilustración o su aplomo (o desplome) al redactar los elogios… todo forma parte de la experiencia lectora y de todo ello cabe hablar. Sólo existen lectores objetivos en la mente de los inquisidores de la literatura: ¿cuántas veces no se habrá utilizado la jerga crítica para otorgar privilegios a quien sólo los merece por razones no literarias? No se trata de que la cuestión sea moral o inmoral, sino de que el caño ofrezca agua potable o no potable. Un poema de amor es tan importante para comprender quién es uno en este mundo que cualquier fruslería lo aleja de nuestra memoria tal vez para siempre. Juan Pablo, no sólo hablo de lo que leo, sino también de aquello en lo que puedo creer o no creer como lector, o mejor, del agua que me sacia, o no sacia ninguna sed.
JAC
PD. Sigamos debatiendo, por favor. Pero subid aquí arriba: podéis colgar las entradas con vuestra clave.

viernes, 17 de octubre de 2008

LA PROFANACIÓN DEL CEMENTERIO



Amarillo verdoso: más locura y misterio. Todos los fantasmas usan trajes de ese color..., o cuando menos, ropa interior.
Frida Khalo, Diario

...escribió en la arena el siguiente mensaje: “Ten cuidado, y no quieras saber demasiado de nosotros”.
W.B. Yeats, El crepúsculo celta

Nos llega una información transmitida por una Agencia de Pompas Fúnebres, de origen eslavo, sobre la actuales obras de reconstrucción de las tumbas de Robert Walser y Franz Kafka, resquebrajadas al parecer por la acción de un enjambre (la noticia dice “aluvión”) de moscas parasitarias (parasitarias, reitera la Agencia, no cojoneras).

Según explica dicha información, viene dándose en los últimos tiempos la presencia pertinaz de aluviones de moscas parasitarias en los cementerios. Especie de moscas cuya acción parasitaria se desarrolla con preferencia en el musgo de las resquebrajaduras de las tumbas, donde se fecundan unas a otras hasta llegar al corazón del sepultado; el cual, inerme por causas obvias, no puede espantarlas con un simple manotazo de izquierda a derecha. La noticia ,en síntesis, informa que en estos últimos días han sido los residentes de otros dos cementerios, Robert Walser y Franz Kafka, quienes se han visto involucrados, e importunados en su reposo, por la invasión de tales moscas. Es más, se da en esta ocasión el caso sorprendente y digno de estudio, que, al tratarse de las tumbas de esos dos famosos escritores, las moscas parasitarias -en un alarde más de su potencia invasiva y creadora- van incrustando mínimos criptogramas walserianos y caricaturas kafkianas, descriptivas, al deponer sus cagadas de mosca en los intersticios musgosos de la piedra sepulcral.

Dicen malpensados y maldicientes, en ateneos y bodegas del lugar, que más de una familia de tales moscas proceden del Mediterráneo, concretamente de un vivero situado junto a las costas de Barcelona. La noticia de esta Agencia de Pompas Fúnebres no aclara, sin embargo, qué tipo de vida se reproduce en esos viveros del Mediterráneo, ya que nos resulta impensable, y de todo punto absurdo, que se dediquen a la reproducción y expansión de la mosca parasitaria como especie protegida. De haber más noticias al respecto, serán publicadas en el espacio abierto de este blog sin fronteras.


miércoles, 15 de octubre de 2008

FORMULARIO DE LA "PENSIÓN ULISES", COMPULSADO Y LEGALIZADO



Jorge de los Santos, Escena de la Pensión



Solo, ¿qué oyó Bloom?

La doble repercusión de pasos que se alejaban sobre la tierra celestial, la doble vibración del arpa de un judío en la resonante callejuela.

Solo, ¿qué sintió Bloom?

El frío del espacio interestelar, miles de grados por debajo del punto de congelación o del cero absoluto de Fahrenheit, Centígrado o Réaumur; los incipientes indicios del amanecer cercano.”

James Joyce, Ulises (cap. penúltimo- trad. J. Salas Subirat, S.Rueda Editor, Buenos Aires)

Se hace saber a lectores y autores que con este formulario rellenado, suscrito y compulsado, queda legalizada la situación irregular de la Pensión Ulises.


AT y JAC





lunes, 13 de octubre de 2008

Alguien trata de engañarnos

Algunos libros de los últimos años, y no me refiero en especial a los de Gimferrer, despiertan ciertas sospechas sobre la función de la poesía amorosa, o amatoria, en el presente. Con independencia del valor literario de los títulos publicados, el fenómeno ha adquirido tintes sociológicos. Se trata de autores que se encuentran entre esa fase que los psicólogos llaman «el sol del mediodía» —cuyo paciente más emblemático es el Quijote— y la jubilación. Tal vez fueran poetas prometedores en su juventud, pero han dedicado la madurez a crear un impresionante currículum o una fortuna razonable. De hecho, todos nos hemos dado cuenta de que durante estas décadas unos han fortificado su posición académica y otros su cuenta bancaria. En este período intermedio de sus vidas, de repente han descubierto el amor. Y han decidido celebrarlo con un libro de poesía dedicado a vitorear la novedad, y a la dama que la ha propiciado. Hasta aquí el retrato sociológico que, a poco que uno haga cuentas, descubrirá que acaso sea también el de una generación.
La poesía amorosa ha sido tradicionalmente una manera de cifrar las ideas sobre la vida. Garcilaso, Quevedo, Bécquer, Cernuda… su poesía amatoria linda más con la filosofía que ninguna de las otras artes de su época. ¿Qué idea sobre la vida dejan estos autores que redescubren el amor entre el sol del mediodía y la jubilación? Quienes arrastramos nuestro penoso currículum y nuestra anoréxica cuenta bancaria, es decir, los lectores de poesía, en general no estamos para estas fiestas de cohetes que es enamorarse a los 60 con rubores de quinceañero. No por la escasez de currículum o cartilla, que nada tiene que ver con subirse al carro de los aplausos, sino porque el amor ha sido para nosotros, los lectores de poesía, un lento, hondo, agotador trabajo diario de amar. En el que hemos dejado nuestra vida porque un día comprendimos que eso era lo más importante, y que cargos y dinero no valían nada al lado de una caricia, un paseo por el monte, una tarde jugando con los niños. Nosotros, los lectores, ahora leemos esos libros celebratorios del amor repentino y sentimos que nos insultan. Que nos dicen: mira qué tonto eres: yo me he pasado la vida ganando medallas y billetes, y ahora lo disfruto enamorándome como un quinceañero y empezando la vida desde el principio, pero con tratamiento vip y buenos restaurantes. ¿Qué hacemos, nosotros, los lectores, ante tal obscenidad? ¿Qué idea de la vida cifra esa utillería amatoria de quienes han despreciado durante décadas la poesía a favor de la prosa de los currículos y los dineros, y ahora nos restriegan su ingenuidad amorosa como si acabaran de nacer?
JAC

YouTube - Billy Holiday sings "Strange fruit"

YouTube - Billie Holiday sings "Strange fruit"

EXTRAÑO FRUTO

Los árboles del sur dan un extraño fruto
de sangre en las hojas y sangre en la raíz,
cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña,
como un fruto extraño que cuelga de los álamos.

Escena campestre del sur galante,
los ojos saltones y la boca torcida,
y un dulce y fresco aroma de magnolias,
y de repente el olor a carne quemada.

Aquí está el fruto para que los cuervos lo picoteen,
para que la lluvia lo moje, para que el viento lo sacuda.
Para que el sol lo pudra, para que el árbol lo deje caer,
aquí está la amarga y extraña cosecha.

Letra y música de Lewis Allen
(Canción de homenaje a los negros ahorcados que colgaban como "extraños frutos" de los árboles del Sur, cantada por Billie Holiday)

AT


¿EL CAPÍTULO MÁS BREVE DESPUÉS DE LOS CAPÍTULOS EN BLANCO DEL "TRISTRAM SHANDY"?

CAPÍTULO NUEVE

No daría ni un céntimo por saber lo que opina el mundo sobre este inciso.

(Laurence Sterne, Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, vol. IX, cap. nueve).


Capítulo completo, uno más de los capítulos breves que integran el Tristram Shandy, anticipándose en dos siglos al famoso cuento breve del dinosaurio, de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.

AT

sábado, 11 de octubre de 2008

UN FRAGMENTO DE J.M.G. LE CLÉZIO

"La boda tuvo lugar en Coyoacán el 21 de agosto de 1929. Como traje de bodas, Frida va vestida de india, cogiéndole a la criada de sus padres las faldas de volantes con lunares, la blusa y el largo rebozo. En cuanto a Diego, se viste “a la americana”, así lo describe el periodista de “La Prensa” que da cuenta del suceso, es decir: con pantalón y chaqueta gris, camisa blanca y su gigantesco sombrero tejano en la mano. La unión se celebra en el Ayuntamiento de Coayacán, en presencia del alcalde, un vendedor de pulque. Los testigos son, por parte de Diego, su peluquero, llamado Panchito, y por parte de Frida el doctor Coronado, amigo de la familia, y el juez Mondragón, un compañero de estudios de Diego. En sus recuerdos, Diego Rivera cuenta que, en mitad de la ceremonia, don Guillermo Khalo (padre de Frida) se levantó para preguntar a los caballeros allí reunidos si todo aquello no se parecía a una comedia. "

J.M.G. Le Clézio, Diego y Frida, Ed. Temas de Hoy, Madrid, 1994.

(El padre de Frida, que había sido fotógrafo oficial, retratista, en tiempos de Porfirio Díaz, después de la caída de éste, acabó sus días en un pequeño estudio fotográfico, haciendo retratos de bodas y primeras comuniones sobre un fondo de paño ajado, aunque sin perder nunca el sentido del humor).

AT

jueves, 9 de octubre de 2008

A PROPÓSITO DE LA POESÍA AMATORIA DE PERE GIMFERRER, O ¿SIGUE SIENDO VÁLIDO EL "AMOR" COMO TEMA LITERARIO?

Vivir es, desde el principio, separarse.
Pedro Salinas,
Razón de amor.

Els homes anaven amb un test amb la flor.

Mercè Rodoreda,
Viatges i flors

Supongamos por un momento que, pese a celebrar las exequias del amor, insistimos aún en escribir poesía amatoria, a la manera de los últimos poemarios de Pere Gimferrer, Amor en vilo y Tornado. ¿Es ello posible en tiempos de descrédito?, diría nuestro querido aguafiestas Bertolt Brecht.

Nos queda tal vez el recurso de reducir el amor a técnica literaria. Hagamos una prueba teórica. Respecto al asunto del “enamoramiento” como técnica literaria, lo calificaremos como una técnica que nace del “descrédito del amor”. Lo sabe todo el mundo, y es profecía (como diría J.V. Foix), que es tarea de laberinto, ardua, mantener comunicación amorosa con nadie, ni con "los vitalistas del nuevo mundo que nunca paran quietos", ni tampoco con los "desengañados del viejo mundo que no se mueven" (recordemos a las protagonistas de Henry James, que se destrozan entre América y Europa en busca del amor, siempre letal cuando lo encuentran). Nos recomiendan que hay que hacer pruebas amorosas, aventurarse sin miedo. Insistir en el amor. De acuerdo. Pero aquí se trata de querer vivir el amor a solas, del amante o del poeta solitario que utilizará el amor como técnica poética; que volverá solo a casa, sin que nadie le espere para mirarle, para quererle y, claro es, para hacer la vida de rigor mediante el “rigor amoroso”. ¿Un poeta solitario que no cree en el amor y que, sin embargo, intentará escribir un buen poema amoroso? Perplejidad. Sin embargo, también él, desde la “tierra baldía, gastada”, reclama su derecho a escribirlo.

En cuanto al famoso deseo, nombremos al deseo, sus celadas, sus dominios privados, su satisfacción fugaz: siempre habrá que rendirle cuentas de algún modo por haber atravesado sus dominios. Asimismo, al poeta que se desvía del camino, que no quiere amar sino como técnica literaria, o que por lo menos tal es su pretensión, le sucede a menudo que puede estar jugando con fuego, como se dice. Pero todo, ya lo sabemos, se reduce a una cuestión de tiempo y destiempo. En suma, hay que saber esperar. Y, por otro lado, a veces lo más práctico, y menos doloroso, es comunicarse con desconocidos o "representar amor en las calles del amor oscuro", donde es posible amar sin preguntar. A la larga, resulta menos costoso en todos los sentidos, y el resultado de la satisfacción viene a ser casi el mismo, nos diría el sofista pragmatista. Pues ya Freud advertía que, en las historias amorosas de una pareja, hay siempre más de dos personas, incluso cuatro, dos presentes y dos ausentes (aquí se ha colado el humor). Si esto es así, como dice Freud, que en toda relación de pareja, entre la piel y el deseo de esas parejas se congrega y late una multitud de personas (ahora exageramos un poco,) a las que hemos deseado y odiado de algún modo en otro tiempo, el descrédito del amor parece evidente, aunque no se perciba a primera vista en el lecho confortable, en el campo de plumas del que hablaba Góngora en sus días más optimistas. Por otro lado, el marqués de Sade nos anuncia que todo amor, toda pasión es criminal. En todo amor siempre hay un indicio criminal, y en los peores casos una huella de sangre. Visto y sufrido lo cual, que seres desconocidos hagan de médium y convoquen en la alcoba a esa multitud que uno lleva dentro de sí, parecería tan digno y amoroso como el llamado “amor auténtico”. ¿Esta clase de amor, el amor principal, el amor auténtico, el de las parejas llamadas enamoradas, no acaba siendo al final también un compromiso de “interés”, no sólo sentimental?, se pregunta otra vez el sofista, cada vez más tentado por lo prohibido.

Éste es, pues, el descrédito del amor, del que nace el “enamoramiento” como técnica literaria, y mediante la cual se pueden escribir los versos más tristes y amorosos esta noche, como diría Neruda. Y quizá tan auténticos y sentidos como los escritos por los llamados “enamorados de verdad”, los fieles del amor. Con lo cual quedaría abolida la patente de autenticidad del lenguaje de la poesía amorosa al uso, considerado éste ya como arcaico, más propio de otros tiempos mitificadores.

Por lo tanto, ¿el último poemario de Pere Gimferrer es de naturaleza verbal arcaica? ¿Incorporar al verso la palabra “clítoris” (aunque sea de seda) u otra semejante, es suficiente para actualizar el discurso poético? ¿La forma poética, pues, continuará siendo arcaizante? Así es, a no ser que pronostiquemos que también en Gimferrer se da el tema del amor como técnica poética, como pretexto para crear y recrear el tema del amor mediante la técnica del collage literario (incorporación e imitatio de versos de Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, etc.). En consecuencia, en su poesía, el amor también sería un recurso, una técnica estrictamente literaria, y quizá esto mismo, el juego literario, la “forma recreada”, lo haría más moderno pese al lenguaje arcaizante de su estilo poético.

O dicho de otro modo, ¿acaso no podemos alcanzar el amor, después de su descrédito, mediante el recurso de la “técnica del enamoramiento” y posterior arte poética? En suma, se trata de considerar si, no obstante las exequias del amor que apuntábamos al principio, podemos todavía escribir poemas de amor, aun no sintiéndolo como verdadero, como auténtico al iniciar el poema, antes de la elaboración técnica del mismo. ¿Será acaso menos auténtico éste que el otro poema, el de antaño, el del “amor verdadero”? ¿Quizá sólo distingue y separa a ambos una pura cuestión de fe amatoria? ¿Cuál de los dos, en suma, es más auténtico?

Ante semejante duda o disyuntiva, serán aceptadas apuestas y réplicas de sofistas, poetas, lectores y enamorados. Ahora se acercan personajes de otra época y transeúntes de hoy a declarar, a darnos su testimonio de amor en la mesa de juego. Que se haga el silencio. Escuchemos en el vacío “la música de las esferas” al rozarse, el sonido puro, original, como recomiendan los neopitagóricos. Ruedan los dados sobre el tapete verde.

AT


DOS POEMAS DE PERE GIMFERRER


VIADERA

El saqueo de luz del condottiero
cuando Florencia es una rosa rota,
estos campos que ven agazapados
la estirpe del moral en la terraza,
esta escalada de las alïagas
cuando las nubes miran en el rostro
del condottiero un espejo de sal;
vamos así cegados, en la endecha
que tus colinas dicen en mis manos,
en el paisaje de tu luz a tientas,
la copa de blancura de tus nalgas,
más costumbre de fruta que de luz,
más costumbre de tacto que de fruta,
donación del espíritu frutal,
como en los bosques viven los espíritus
y hablan con voz de savia al condottiero
que se desgarra y que se descarría,
que rasga la campiña de teatro
para yacer en tu monte de Venus:
la cabeza de playa que clarea,
el parabrisas de la intensidad,
esta insaculación que me echa a suertes
y me reparte en bólidos el ser;
sólo entregarse, sólo estar hundido
como en la espuma muere el hidroplano,
yacer sólo en los ojos de tu playa,
verme en la nube de tu respirar.

(del libro Tornado, Ed. Seix Barral, Barcelona, 2008)


DEA

Cámaras y recámaras del estío, las playas
donde ha reverberado la maquinaria rosa
de la tarde de cúpulas en la luz sulfurosa
del estuco del mar que el azul pinta a rayas.

Lejos quedó el solemne verdear de las hayas,
y con nalgas frutales hoy tu cuerpo reposa
como el sol atigrado en los tapices mayas,
cielo o cuenco vertido de pétalos de rosa.

Carne, celeste carne de la mujer, arcilla:
fulges como el verso de Hugo y de Rubén;
el oro de tu piel recoge en su gavilla
los azules miniados que asaltan el arcén;

no es serrallo de Mozart ni carnaval de harén
tu cuerpo de Tiziano que la luz no mancilla;
no sabría beberme con los ojos la orilla

de tu piel oceánica en noche de satén;
este escudo de oro de tus nalgas astilla
el portón de lo oscuro cuando te digo "Ven"

y con las claridades del estuco del mar
con tus labios de plata me llegas a besar.

Niza, 17-VIII-2005

(del libro Amor en vilo, Ed. Seix Barral, Barcelona, 2006)

miércoles, 8 de octubre de 2008

LA BATALLA DE LOS POETAS EN EL VIAJE DEL PARNASO






Por la falda del monte gateaba
una tropa poética, aspirando
a la cumbre, que bien guardada estaba.

Hacían hincapié de cuando en cuando,
y con hondas de estallo y con ballestas
iban libros enteros disparando.

No del plomo encendido las funestas
balas pudieran ser dañosas tanto,
ni al disparar pudieran ser más prestas.

Un libro mucho más duro que un canto
a Jusepe de Vargas dio en las sienes,
causándole terror, grima y espanto.

Gritó, y dijo a un soneto: -Tú, que vienes
de satírica pluma disparado,
¿por qué el infame curso no detienes?-

(...)

En esto, del tamaño de un breviario
volando un libro por el aire vino,
de prosa y verso, que arrojó el contrario.

De verso y prosa el puro desatino
nos dio a entender que de Arbolanches eran
las Habidas pesadas de contino.

Unas Rimas llegaron que pudieran
desbaratar el escuadrón cristiano
si acaso vez segunda se imprimieran.

(...)

Silbando recio y desgarrando el aire,
otro libro llegó de Rimas solas,
hechas al parecer como al desgaire.

Viólas Apolo, y dijo, cuando viólas:
-Dios perdone a su autor, y a mí me guarde
de algunas Rimas sueltas españolas.

(...)

Y cual si fuera de una culebrina,
disparó de sus manos su librazo,
que fue de nuestro campo la ruina.

Al buen Tomás Gracián mancó de un brazo,
a Medinilla derribó una muela
y le llevó de un muslo un gran pedazo.

Una despierta nuestra centinela
gritó: -¡Todos abajen la cabeza,
que dispara el contrario otra novela!-

Dos pelearon una larga pieza,
y el uno al otro con instancia loca,
de un envión, con arte y con destreza,

seis seguidillas le encajó en la boca,
con que le hizo vomitar el alma,
que salió libre de su estrecha roca.

(...)

Tan mezclados están, que no hay quien pueda
discernir cuál es malo o cuál es bueno,
cuál es garcilasista o timoneda.

Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, cap. VII

(Imagen: Hazlo tú mismo, Andy Warhol)

AT

"LA LOZANA ANDALUZA", Y LA TÉCNICA DEL EMBAUCAMIENTO


Divicia.- Y vos los pelos de las cejas, y decís las palabras en algarabía, y el plomo con el cerco en tierra, y el orinal y la clara de huevo, y dais el corazón de la gallina con agujas y otras cosas semejantes.

Lozana.- A las bobas se dan a entender esas cosas, por comerme yo la gallina; mas por eso vos no habéis visto que saliese nada cierto, sino todo mentira, que si fuera verdad más ganara que gallina; mas si pega, pega.

Francisco Delicado, La Lozana andaluza, Mamotreto LIV
(Imagen: Dos mujeres con lavamanos, E.L. Kirchner)
AT

domingo, 5 de octubre de 2008

LA ERUDICIÓN COMO METÁFORA





En la traducción de estos versos de una Sátira, de Horacio (Libro, I,5,82): Aquí yo, tonto entre los tontos, espero a una moza mendaz / hasta la media noche; / sin embargo, me llevó el sueño / dispuesto para Venus, y obscenas fantasía oníricas / en decúbito supino me manchan el pijama y la tripa..., el traductor anota que, “para una explicación psicológica de tales episodios (el sueño húmedo de Horacio)", hay que recurrir a la lectura de Lucrecio (De la Naturaleza, Libro IV, v. 1030).
Así lo hacemos, y echo mano de la trad. de Lucrecio que hizo el Abate Marchena: leo los versos de la sección Sueños, donde Lucrecio nos habla de unos simulacros de la mente en la juventud lozana, durante el sueño, que les hacen arrojar a los jóvenes, dice la traducción,
chorros de semen que los contaminan (De la Naturaleza, Libro IV, v. 1409).
Bien, por fin hemos descubierto a qué se refería la nota erudita al hablar del “sueño húmedo” en la Sátira de Horacio, que por cierto ya no era un muchacho cuando la escribió.
El Abate Marchena lo vio más claro desde su siglo XVIII
.

(Imagen, Roc Espinet)
AT

miércoles, 1 de octubre de 2008

La exigencia estética como exigencia ética. (Esto no es un manifiesto)

Al exponer que demasiados escritores actuales escriben como a finales del siglo XIX, no se está defendiendo "lo nuevo por lo nuevo", sino que el escritor tiene también la obligación de investigar en la forma. Un contenido de tristeza, de dolor, de soledad, expresado a través de frases, imágenes y metáforas antiguas, más propias de otro siglo, ¿acaso no significa también una desidia artística, una falta de "experiencia poética", como diría Eliot? ¿Y cómo se consigue esa experiencia? Conociendo las otras formas que han sido investigadas por los creadores más arriesgados, aquellos que, después de valorar a los clásicos, después de apropiarse de las obras de los siglos precedentes e incluso de imitarlas durante un tiempo (tiempo de juventud), se ven, ahora, en la madurez, en la obligación estética de situarse en el límite de las formas conocidas, cruzar más allá y adentrarse en el dominio de lo nuevo.
¿Por qué de lo nuevo? De lo nuevo, de lo desconocido, de lo no plasmado aún, concebido como una exigencia ética del creador. La exigencia estética, pues, considerada como una exigencia ética, ya que el creador debe, ante todo, como investigador de formas y contenidos, penetrar en la luz y en la sombra de las nuevas formas. No limitarse, en suma, a la mera expresión adecuada, embellecida, de sus sentimientos y pensamientos, sino exigirse algo más, una investigación de los propios contenidos mediante unas formulaciones más arriesgadas: la búsqueda de otras formas estéticas para esos contenidos. ¿Por qué el creador debe ser también investigador, como pedía J.V. Foix? Por pura necesidad dialéctica en el mundo de la creación. Crear es aportar, revelar algo no revelado hasta entonces. ¿Cómo distinguir lo ya revelado de lo no revelado, de lo que está aún por revelar, o bien de lo que ya está en proceso de revelación estética? Sólo a través de la forma, ya que sólo en casos muy particulares los temas son realmente nuevos. Por ejemplo, la defensa del crimen en los tratados amatorios del marqués de Sade, la revolución dadaísta y surrealista, Kafka, James Joyce, T.S. Eliot, Virginia Woolf, César Vallejo, los heterónimos de Pessoa, la poesía y el teatro de Brecht, la narrativa y la poesía de los escritores judíos que sobrevivieron al holocausto, la vida y la obra subversivas de Jean Genet, el "vicio absurdo" de la muerte y del suicidio en Pavese..., en la obra de cada uno de esos escritores hay un tema profundo, misterioso en su particularidad, incluso un mundo excepcional en algunos de ellos, pero sólo por la "forma" destacan soberanamente unos sobre otros. "El alma y las formas", como dice un ensayo de György Lukács.
Se da ya, en estos ejemplos o "casos" literarios, la forma consumada, soberana, que se ha convertido en estilo. Y esa forma surge de una exigencia estética que, a su vez, procede de una exigencia ética o espiritual. En definitiva, la forma no es, valga la redundancia, una mera cuestión formal, sino también una exigencia ética: el escritor debe ser también investigador, creador de formas nuevas, ya que sólo así podrá participar realmente en la dialéctica de la creación. Lo contrario, no serán sino penas y soledades envueltas en formas convencionales, según la tradición. Formas usadas, técnicas que vienen de otro siglo, ligeramente edulcoradas para hoy, día de fiesta, que serán consumidas en grupo o ateneo después de los postres. En suma, una falta de estilo, una creación muerta.
AT

La sociedad lectora

¿Qué se ha de hacer con tu manifiesto? ¿Dónde se firma?
De todas formas, Alberto, creo que esta cuestión requiere un contexto sociológico para comprenderse mejor. Todo lo que dices, cómo no, lo suscribo. Pero, ¿de verdad crees que ese es un problema de los escritores?
Los escritores tienen siempre la devoción de la forma y la necesidad de la creación, de la innovación. Lo tienen todos. En el camino unos van quedándose aquí y otros allá. Unos antes y otros después.
¿Dónde está el verdadero problema? Creo que en la sociedad lectora. Quien exige modelos decimonónicos en la novela no son los escritores, sino los lectores. O mejor, los compradores de libros, que es una categoría más influyente que la de los lectores (los lectores de libros en biblioteca, por ejemplo, no crean líneas editoriales; los compradores, sí). Son los compradores quienes se empeñan en modelos literarios que comprenden y les satisfacen. Ante esta situación, un escritor sabe que, si se adecua —con mayor o menor gracia, estilo, inteligencia, dignidad...etc— a lo que los compradores quieren, la sociedad le premia considerándolo un escritor. Dándole un salario de escritor. Si un escritor investiga, rompe, indaga... en el camino no sólo cada vez se ve más solitario, sino que además nadie le considera un escritor. No creo que esta cuestión sea comparable a las vanguardias, por ejemplo. En las vanguardias los grupos minoritarios fueron quienes se arrogaron el papel de dispensadores de títulos de escritor. Eran pocos, pero eran un grupo con intervención directa en la sociedad. Hoy la sociedad es la vanguardia (todos lo dicen) y apartarse de ella es sano para la literatura pero insano para la autoestima del escritor.
No sé si me he explicado bien.
De todas formas, tienes razón en dar un aviso a los que se tuercen con tanta facilidad, sin que nadie les dé nada a cambio, sólo con la esperanza de recibirlo
.
JAC

El descrédito de la vanguardia

Es verdad, como apuntas, que el mercado estimula la mediocridad literaria, pero éste, el mercado, no es responsable de toda la mediocridad. No creo que debamos absolver al autor de su propia mediocridad. Aun cuando el mercado no les presionara con sus exigencias de venta y consumo, considero que hay autores que, por desidia lectora y creadora, continuarían cultivando la "áurea mediocridad" en poesía y en narrativa. Las meras exigencias del mercado no explican la falta de exigencia estética, que más bien procede de una falta de exigencia ética en tanto que creador: una falta, en suma, de investigación en las formas literarias, un no saber, y escoger formas caducas de poesía y narrativa, propias a veces del siglo XIX, anteriores, en todo caso, al dadaísmo, a las sesiones del Cabaret Voltaire, cuyo manifiesto inaugural fue leído por Hugo Ball en 1916. (Esto es una ironía.) ¿Defensa de las vanguardias? Por supuesto, defensa de aquello que hay de puro, de investigación, de renovación en las vanguardias de cualquier época. Porque también las vanguardias son ya tradición, pero en el sentido de "tradición de la búsqueda". Que las vanguardias estén en descrédito, por la manipulación y abuso de las mismas, no significa que debamos prescindir de ellas, como si nunca hubieran existido, y regresemos a los cánones estéticos decimonónicos. Vanguardia en el sentido de juventud, renovación, frescura, investigación de las formas, oponiéndose al lenguaje poético caduco, al lenguaje narrativo de otro tiempo. Después de Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont, Walt Whitman, T.S. Eliot, William Carlos Williams, el segundo o tercer Juan Ramón Jiménez (el de "Espacio"), ¿se puede seguir componiendo poemas como antes? Después de Flaubert, Kafka, Proust, Joyce, Beckett, ¿volver a escribir novelas a la manera decimonónica? Cierto que, como apuntas, lo exige el mercado, pero, en cualquier caso, ¿no es sorprendente que los autores se sometan con tanta facilidad y placer a esa demanda de mediocridad creativa? ¿Acaso no corresponderá también a una desidia estética?
Advierto en ello, en consecuencia, una falta de responsabilidad en tanto que creadores de formas y contenidos; una falta de exigencia ética, una desidia que obstaculiza e impide que la obra esté resuelta, formalizada mediante una exigencia estética. Una necesidad, una exigencia que aporte y no se limite a repetir formas y contenidos en la dialéctica de la creación. Por lo menos, que las obras no transiten tan a menudo por los caminos gastados, por los campos trillados (aún se cultiva una poesía bucólica y amorosa digna a veces del primer Juan Ramón, o más antigua). Y cada creador asuma el riesgo de la propia diferencia, merodeando por las calles o por el campo, pero siempre a la búsqueda de formas nuevas para el contenido de la experiencia vital y poética. En suma, vanguardia y tradición de la búsqueda. Riesgo.
AT